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Cambios a la vista para los ‘chaebols’

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Mayo 2017 / 47

Desarrollo: Los conglomerados industriales familiares que lideraron el desarrollo surcoreano en el siglo XX  socavan hoy la economía y la paz social.

Muestra internacional del motor en Seúl. FOTO: Woojin Kim

El heredero del imperio Samsung fue inculpado por corrupción en un escándalo que sacudió Corea del Sur el pasado 28 de febrero. Es un asunto de tráfico de influencias que obligó a una consejera especial de Park Geunhye, la presidenta del país, a devolver decenas de millones de dólares y que acabó con su propia destitución. En noviembre, los presidentes de 12 chaebols o conglomerados empresariales que dominan la vida económica surcoreana (LG, SK, GS, Hyundai...) habían comparecido ya ante el Parlamento por el mismo caso. 

No es la primera vez que la imbricación entre el Estado y los grandes grupos inundan las crónicas. Pero la democratización del país desde final de los años ochenta ha modificado la relación de fuerzas. Y los intereses de estos conglomerados empresariales ya no coinciden con los de Corea del Sur.

Las llamados chaebols son creaciones de la posguerra. Durante la ocupación japonesa del país (1910-1945), la economía estaba domInada por grandes grupos nipones. Cuando la mitad de Corea se convirtió en un protectorado de Estados Unidos tras la derrota de Japón, la administración militar norteamericana impuso una reforma agraria. A los terratenientes expropiados se les ofreció en compensación participaciones en el capital de las sociedades japonesas confiscadas. Pero estas acciones fueron revendidas a directivos de esas empresas, que las utilizaron para construir progresivamente grupos organizados, cada uno alrededor de una familia.

La matriz deja para sus filiales tecnológicas las inversiones de riesgo

Lo que hoy es bueno para las ‘chaebols’ ya no es bueno para el país

Durante los años cincuenta, y gracias a su proximidad al Gobierno, estas sociedades disfrutaron de la ayuda masiva que Estados Unidos dio a Corea del Sur, independiente desde 1948. Instalado en el poder en 1961, tras un golpe de Estado, Park Chung-hee denunció su enriquecimiento, pero negoció el abandono de su procesamiento a cambio de la adhesión de los grupos a su estrategia económica.

El Estado tomó una participación mayoritaria en el capital de los bancos e hizo del crédito un instrumento de política industrial. Exigió a las empresas que exportaran a cambio de préstamos subvencionados. Contrariamente a sus homólogos japoneses, de los que copiaron la estrategia industrial, los grupos coreanos no poseían bancos y se financiaban con deuda.

 

CONCENTRACIÓN EMPRESARIAL

Durante los años setenta, la construcción de una industria pesada por parte de las sociedades estatales (como Posco en la siderurgia) y de empresas diseñadas por el Estado (como Hyundai en la construcción naval) concentró la economía alrededor de estas chaebols. Este nombre designó a partir de entonces conglomerados empresariales cada vez más diversificados en el seno de los cuales la garantía aportada por la matriz permitía a las filiales ejecutar actividades a riesgo, principalmente en los sectores de la electrónica y la informática.

En comparación, las pequeñas y medianas empresas, que vendían en un mercado nacional largo tiempo protegido, eran menos productivas, salvo los subcontratistas de los conglomerados. En el seno de cada chaebol la coherencia estaba asegurada por el gabinete del presidente y su familia, y los grandes grupos libran entre ellos una competencia feroz.

Durante la dictadura de Park Chung-hee (1961-1979), algunas chaebols quebraron y vieron sus actividades repartidas entre los otros grupos. Pero a partir de 1988, la democratización modificó la relación de fuerzas en favor de las chaebols, que financian la vida política y controlan los medios de comunicación. Sobre todo, la reforma financiera puesta en marcha en los noventa las liberó de la tutela del Estado sobre el crédito. Paralelamente, obtuvieron el mantenimiento de las barreras a la entrada de empresas extranjeras. Los conglomerados coreanos crearon sociedades financieras para atraer capitales para grandes proyectos y el Estado ya no tenía los medios para coordinar el conjunto. En cuanto a los bancos extranjeros, éstos prestaron a grupos endeudados y poco transparentes, convencidos de que en caso de crisis, el Estado acudiría en su rescate. Este error condujo a la crisis de 1997. Precipitó la quiebra de entidades financieras, de miles de pequeñas empresas y de grupos de tamaño mediano.

 

TALON DE AQUILES

Elegido en ese momento, Kim Dae-jung intentó poner coto al poder de estos pequeños imperios. Habiendo recapitalizado los bancos y abierto su capital a los fondos extranjeros, su Gobierno emprendió un plan de reestructuraciones. Si Daewoo quebraba, los más grandes renunciaban a desendeudarse y la concentración se reforzaba: los diez primeros a partir de entonces controlarían casi la mitad de las empresas cotizadas. La participación directa de los fundadores ha disminuido, pero el sistema de participaciones cruzadas entre filiales de cada chaebol refuerza su control (1).

Durante la campaña electoral de 2012, Park Geun-hye, la presidenta recientemente destituida, hija de Park Chung-hee, anunció la reforma del sistema de participaciones, con el objetivo ce reducir los derechos de las chaebols . Pero el proyecto es olvidado pues la economía  depende de la buena salud de éstas: la cifra de negocios de Samsung es casi el presupuesto del Estado; las 30 primeras chaebols realizan casi el 70% de la inversión, el 80% de los gastos en I+D (4,5% del PIB). Entre 2001 y diciembre de 2016, Corea del Sur ha registrado 160.000 patentes en la oficina norteamericana de patentes, más que Francia o China.

Por tanto, lo que es bueno para las chaebols no lo es necesariamente para Corea del Sur. Las 30 primeras emplean más del 10% de la mano de obra del país y crean más empleos en el extranjero (donde realizan casi una sexta parte de la producción) que en el interior. 

Sectores que habían hecho gala de sus éxitos —como la siderurgia, la construcción naval o los semiconductores— son amenazados por la competencia procedente de China, y algunos conglomerados dependen de las finanzas públicas para su sostén.

Punta de lanza de la exportación, sufren la ralentización de los cambios mundiales, como ilustra la quiebra en el verano de 2016 del constructor naval Hanjing Shipping. Las chaebols reaccionan diversificándose (2) hacia el mercado interior y los servicios (distribución, agencias de viajes), el gran mercado de las pequeñas y medianas empresas (pymes), y especialmente de las start-up, muy dinámicas en los servicios informáticos, por ejemplo.

Las chaebols son dirigidas a partir de ahora por los herederos (la tercera generación). Éstos no tienen la legitimidad de los fundadores y chocan con la sociedad por su impunidad (3). Al distribuir pocos dividendos, estos grupos no se preocupan mucho por los pequeños accionistas y sus acciones tienen valoraciones  bajas en Bolsa. Con el tiempo, las diferencias en el seno de las familias provocarán sin duda la división de muchos de estos conglomerados. Corea del Sur debe reformar apresuradamente un sistema que tuvo gran fuerza y hoy se ha convertido en una fragilidad. Esta reforma pasa por reforzar las pequeñas y medianas empresas (pymes), cuya productividad es dos veces menor que la de las chaebols, y no por medidas dirigidas contra estos grupos, que permanecerán durante mucho tiempo los pilares de la economía del país. 

(1). El control familiar será del 25% en Samsung, 30% en Hyundai, 37% en SK y LG. Corea del Sur está hiperconcentrada en torno a Samsung, Hyundai Motor, SK y LG. Han realizado el 80% de los beneficios de los 49 conglomerados coreanos.

(2). El número de filiales de las 10 primeras chaebols se ha casi duplicado entre 2007 y 2013.

(3). Así, la joven heredera del grupo Hanjin obligó a un avión de línea regular a volver al aeropuerto porque una azafata le había faltado al respeto sirviéndole cacahuetes. Desde el año 2000 los directivos de Samsung, Hanwha, Hyundai Motor y SK Telecom han sido objeto de diversas inculpaciones y condenados, pero son regularmente amnistiados.