Te quedan 0 artículos gratuitos este mes.

Accede sin límites desde 55 €/año

Suscríbete  o  Inicia sesión

La huida hacia adelante de Putin

Por Yann Mens
Comparte
Pertenece a la revista
Octubre 2016 / 40

Petróleo: La economía rusa, que depende del precio de los hidrocarburos, multiplica sus malos resultados. Pese a ello, la popularidad del presidente no disminuye. 

Dos personas sin hogar en las afueras de Moscú. FOTO: FOTOVLAD

Una economía en recesión, un poder adquisitivo a la baja, tres millones de pobres más en 2015 (1)... es la primera vez,  desde que a finales de 1999 Vladimir Putin llegara al poder, que la pobreza aumenta en el país, subraya el economista Sergei Guriev (2). Él, que presumía de lograr que sus compatriotas olvidaran la sombría presidencia de Boris Yeltsin (1991-1999), marcada por la hiperinflación y la miseria de muchos rusos. Sin embargo, en Rusia no parece moverse nada desde el punto de vista político: todo el mundo está de acuerdo en que después del pasado 18 de septiembre, cuando los electores renovaron a sus  diputados, el partido del presidente, Rusia Unida, sigue dominando abrumadora y totalmente un Parlamento desprovisto de poder real. 

Ello es sobre todo el resultado de lo que en Rusia se denomina “el efecto Crimea”. La anexión por Moscú en marzo de 2014 de esa región ucraniana, aunque considerada rusa por muchos conciudadanos de Putin, tocó la fibra nacionalista de un país al que la propaganda del régimen define como asediado por Occidente e hizo aumentar de golpe la popularidad del presidente, que, desde entonces, está en torno al 80%. 

¿Hasta el punto de hacer olvidar los problemas económicos, que se agravaron enormemente en esas fechas? Porque fue también en 2014 cuando la economía rusa, ya frágil, inició una caída cuyo ritmo comienza sólo a frenarse ahora. El índice de crecimiento, que era del 1,3% en 2013 bajó al 0,7% en 2014 para desplomarse al -3,7% en 2015. Las previsiones de las instituciones internacionales (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, OCDE) para 2016 oscilan entre -1,2% y -1,9% y hasta 2017 no se espera un débil crecimiento en torno al 1%.

 

DATO

-3,7% 

Este es el nivel de la recesión rusa en 2015

 

Siempre y cuando el precio de los hidrocarburos no vuelva a hundirse. Pues la causa principal de ese brusco desplome ha sido el precio del petróleo, que ha pasado de 112 dólares en junio de 2014 a los actuales 48. Los hidrocarburos representan más del 60% de las exportaciones de Rusia. Y la mitad de los ingresos del Estado de media. El efecto de la caída de los precios del petróleo y del gas se ha agravado con las sanciones internacionales que los países occidentales (Unión Europea, Estados Unidos) decretaron en 2014 para castigar a Rusia por su inconfesado apoyo militar a los rebeldes independentistas del Este de Ucrania. Dichas sanciones han privado a los actores económicos rusos del acceso a los mercados financieros.

 

REMEDIO DE CABALLO

Enfrentado a la reducción de su maná petrolero y a sus consecuencias inmediatas sobre el crecimiento, el Gobierno ruso ha adoptado una política de lo más ortodoxa. A finales de 2014, Moscú dejó caer el rublo, que en 2015 se depreció en un 37% frente al dólar para recuperarse un poco este año. Sin embargo, hasta el momento las exportaciones no se han beneficiado de esa bajada. Las autoridades rusas también han recortado el gasto del Estado para intentar contener el déficit público, que el año pasado subió al 2,6% del PIB y el pasado mes de mayo pasó al 4%. Para ello han indexado las pensiones por debajo de la inflación y ha empezado a disminuir el gasto militar (54% del PIB en 2015), en constante aumento  desde 2011. 

El Estado recorta el gasto público para frenar el déficit

Los salarios han caído el 9% en beneficio del índice de paro (6%) 

Sin embargo, esos recortes no han bastado hasta ahora. Al no poder tomar prestado en los mercados financieros debido a las sanciones occidentales, a pesar de que la deuda del país sigue siendo baja (18% del PIB en 2015), las autoridades han metido mano a uno de los dos fondos de reserva creados en la década de 2000, cuando el petróleo era caro. El resultado ha sido que ese fondo que se elevaba todavía a 76.000 millones de dólares en mayo de 2015 se ha reducido a la mitad en un año (3). A causa sobre todo de la pérdida de valor del rublo, los precios aumentaron un 15,5% en 2015, nada comparable, sin embargo, aún con los traumáticos índices de inflación de tres  o cuatro  cifras que sufrió el país en los peores años de la era de Yeltsin.

Para frenar la huida de capitales y el alza de los precios, aunque a riesgo de asfixiar el crecimiento, el banco central ha subido los tipos de interés a más del 10%. Por su parte, los  salarios se han sacrificado en beneficio de un índice de paro que sigue siendo oficialmente moderado (6%). La bajada de los salarios en términos reales (-9% en 2015) se ha traducido en una reducción del consumo de los hogares del 9,6% ese mismo año. Lo cual, sumado al aumento de los tipos de interés, ha frenado la inversión.

 

UN TEMA RECURRENTE Y POLÍTICO

Hasta el momento, estas medidas no han provocado protestas masivas de la población, pero la estabilización económica y social del país sigue ligada a la larga a la evolución, difícilmente previsible, del precio del petróleo. El problema es, en efecto, la persistente y enorme dependencia de Rusia de los hidrocarburos, sobre todo porque la producción puede bajar en las próximas décadas debido a que no se invierte lo suficiente en modernización. La diversificación de la economía es un tema recurrente en Rusia. 

Un tema muy político, pues la renta del petróleo y el gas constituye el centro mismo de la mecánica del régimen de Putin: el Estado controla directamente a las grandes empresas del sector (Rosneft, Gazprom...), a la cabeza de las cuales el presidente ha colocado a sus amigos. La diversificación de la economía choca con la falta de inversores tanto rusos como extranjeros. Aunque el escaso crecimiento y las sanciones internacionales disuaden hoy a las empresas extranjeras de implantarse en Rusia, el mal es más antiguo y, también en este caso, ligado a la imbricación entre poder y business que provoca una escandalosa falta de transparencia en los negocios y una corrupción generalizada. 

Para tranquilizar a los inversores que siguen esperando que se levanten las sanciones occidentales, sería necesaria una reforma de la justicia que garantizase los derechos de propiedad y el respeto de los contratos, así como una lucha contra los sobornos y la extorsión a todos los niveles en el  interior del Estado. Pero ello cuestionaría innumerables posiciones adquiridas por los grupos que apoyan al poder actual. Para salvar su imagen personal, Vladimir Putin ha sacrificado recientemente a dos o tres de sus viejos amigos bien situados en nombre de una presunta lucha contra la corrupción. Sin embargo, es dudoso que el poderoso líder ruso sea capaz de impulsar auténticas reformas en el país en un momento en que la renta de los hidrocarburos se hunde y cuando se perfilan las elecciones presidenciales de 2018. Es muy posible que Putin se sienta tentado a seguir desviando la atención de la opinión rusa provocando que aumenten aún más las tensiones fuera de las fronteras del país. 

 

MÁS QUE AMIGOS, CLIENTES

Pese a las sanciones de la Unión Europea que golpean a Rusia desde 2014 por su apoyo a los independentistas ucranianos, ninguna de las dos potencias tiene interés en pelearse. Como subrayan los expertos del Tesoro francés , Moscú obtiene el 60% de su excedente comercial de Europa, a la que suministra sobre todo hidrocarburos. Por su parte, los países europeos no pueden, por el momento, prescindir de su principal proveedor: el petróleo ruso representa el 37% de su abastecimiento y el gas, el 35%. Con fuertes desigualdades, sin embargo, entre los países. Algunos de los más dependientes de Moscú (los países bálticos o Polonia) son también los que tienen más razones para temer su aventurerismo militar, aunque sea disfrazado. Por su parte, la Unión Europea sigue siendo el principal abastecedor de Rusia, aunque Asia-Pacífico, cuyo porcentaje va en aumento desde hace dos años, le pisa ya los talones.

 

 

1. “The Long Journey to Recovery. Russia Economy Report “, Banco Mundial, informe n.° 35, abril de 2016, disponible en https://lc.cx/okzU
2. “La récession russe est-elle cyclique ou structurelle?”, por Sergei Guriev, en “Regards sur l’Eurasie”, Les études du Céri  n.º 219-220, febrero de 2016, disponible en https://goo.gl/2RbDEk
3. “Russie. Premiers espoirs de reprise”, por Johanna Melka, Eco Emerging, 3.r trimestre de 2016, disponible en https://goo.gl/z916va
4.  “Le commerce extérieur de la Russie en 2015”, DG Trésor, julio de 2016, diponible en  https://goo.gl/9TSxDb