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La recuperación se respira peor

Por E. B.
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Septiembre 2016 / 39

Emisiones: La mejora de la economía y el mayor uso de carbón se traducen en un leve aumento de las emisiones de CO2.

La economía española creció un 3,2% el año pasado, un ritmo que se moderará hasta el 2,9% a finales de 2016, según las previsiones del Gobierno de Mariano Rajoy. Esta mejora de la actividad se ha dejado sentir, aunque poco, en un aumento de las emisiones de gases contaminantes. La emisiones de CO2, el grueso de los gases de efecto invernadero y contribuyente mayor al calentamiento global,  aumentaron un 2,3% en España en 2015, después de retrocesos muy marcados ligados a la crisis. Los datos corresponden a Eurostat e indican que en Europa se produjo una subida ligera del 0,7% en las emisiones, la mitad de lo que lo hizo la economía de la eurozona.

El crecimiento presiona al alza en las emisiones, sobre todo si no es un crecimiento sostenible, pero aspectos como las condiciones climáticas, el transporte o el peso de las energías renovables también influyen. Por ejemplo, el país europeo más desarrollado, con una mayor porción de emisiones de CO2 ( 23%) en 2015 es Alemania, pero el aumento de CO2 emitido durante el último año fue nulo. Y en el caso del segundo mayor emisor, con un 12,5% del total, el Reino Unido, incluso disminuyó las suyas un 2,9%, según Eurostat. El 45% de la reducción que se dio entre 2013 y 2014 en la UE correspondió a estos dos países, según la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA, informe 2016). 

Ya no queda margen para contaminar más 

El clima y el transporte también influyen

Con vistas a 2030, la UE se ha comprometido a reducir un 40% de emisiones respecto de niveles de 1990. Según la EEA, entre 1990 y 2014 la bajada de emisiones de la Unión fue del -24,4% (España aumentó las suyas el 15%). A largo plazo, la Unión está comprometida con una economía descarbonizada que implica alcanzar 2050 con una reducción de más del 80% de emisiones. 

“No tenemos recorrido para emitir más y, siguiendo las directrices europeas, debemos adaptarnos a los nuevos compromisos climáticos. Podemos mejorar sobre todo en las emisiones en los sectores difusos”, señala Elvira Carles, directora de la Fundación Empresa & Clima. Los expertos hablan de emisiones “difusas” cuando se miden las no cubiertas por la directiva europea que regula el comercio de derechos de emisión. Así, algunos sectores están obligados a contabilizar y a declarar sus emisiones todos los años y pueden comprar y vender permisos en el mercado. En España, cuyas emisiones de CO2 pesan el 7,2% sobre el total de la UE, hay 900 instalaciones con esta obligación. Entre ellas figuran la industria cementera, la papelera, la química, el vidrio y la generación eléctrica. Pero no es el caso en otros ámbitos “difusos” como  las emisiones del transporte, los hogares, los residuos, la ganadería y la agricultura.

La Fundación Empresa y Clima también advierte que en 2014 se produjo un avance en España del 7,2% en el primer tipo de emisiones, las sujetas a directiva. Según el Ministerio de Medio Ambiente, también hubo un repunte total de emisiones del 1,1% de CO2 en 2014. Son subidas ligeras en un contexto de caídas (véase el  cuadro).

No tener una política energética coherente (retirada retroactiva de primas a las renovables y a la vez dar primas al carbón por objetivos sociales y pagos a las centrales de ciclo combinado por sobrecapacidad...) no ayuda.Para Carles, “la mayor necesidad de electricidad en un momento de crecimiento se sustenta en la generación eléctrica basada en el carbón, lo que aumenta las emisiones del país. Si no han crecido más es gracias a la aportación de las energías verdes”. 

Gases con efecto invernadero

Evolución de toneladas de CO2 equivalentes 1990/2014