Los ‘flexijobs’ o la precariedad
Desde Bruselas
Bélgica: Para combatir el trabajo en negro en la hostelería, el Gobierno belga ha creado contratos ultraflexibles y con ventajas fiscales, saltándose a los sindicatos.
Una camarera sirve una cerveza en un bar de Bruselas. FOTO: Pablo Hidalgo/123RF
A los sindicatos belgas no se les pasa el enfado por los flexijobs. Esta medida, propuesta por el Gobierno de Charles Michel y aprobada por la Cámara de Representantes el 22 de octubre de 2015, estableció unos contratos hiperflexibles y con ventajas fiscales en el sector de la hostelería. “Es un Gobierno de ultraderecha que favorece a los empresarios y crea discriminaciones entre los trabajadores”, dice enojado Alain Detemmerman, copresidente de la sección HoReCa (hoteles, restaurantes y cafés) de la Federación General del Trabajo de Bélgica (FGTB, sindicato socialista), señalando con el dedo a la coalición gubernamental formada por los liberales del sur y el norte del país, los democratacristianos flamencos y, sobre todo, por la NVA, el partido independentista flamenco.El partido VLD, liberal flamenco, propuso los flexijobs para luchar contra el trabajo en negro, muy extendido en la hostelería. Según el Gobierno, el 40% del volumen de negocio no está declarado.
La ley sobre los flexijobs afecta únicamente a los trabajadores ocasionales: los que quieren completar sus ingresos fregando platos o echando una mano en la terraza el fin de semana o por las noches. Se supone que los trabajadores en flexijobs tienen otro empleo que les ocupa al menos el 80% de la jornada completa normal, que en Bélgica es de 38 horas semanales.
En un flexijob el empleado está ligado a su patrón por un contrato-marco. Pero luego es el patrón quien determina, según las fluctuaciones de la actividad, cuándo necesitará los servicios del trabajador. Ni los horarios ni los días de trabajo se fijan con antelación. El límite es trabajar 48 horas a la semana, por una directiva europea. Así, es posible imaginar a un asalariado con un contrato ordinario de 30 horas semanales con un patrón A y un flexijob de 18 horas adicionales nocturnas con otro.
El salario de los flexijobs (9,5 euros la hora) está fijado por ley. La remuneración neta está muy cerca de la que cobra un principiante en el sector de la hostelería por hacer las tareas más bajas de la escala establecida en el convenio colectivo. El salario de esos empleos no está sometido a impuesto sobre la renta y está exento de cotización social. En cuanto al empleador, sólo cotiza un 25% frente al 40,3% cuando una empresa del sector emplea entre 10 y 19 personas, y el 38% si emplea a menos de 10. Los flexiempleados están exentos de impuestos y de cotizaciones, y tienen derecho (aunque limitado) a jubilación, seguro de paro y seguro de enfermedad. “El resto de la población va a pagar para cubrir esos gastos, y no es justo”, subraya Alain Determmerman. El Gobierno considera, sin embargo, que la ley es buena para las finanzas públicas. Por poco que recauda, si se pasa de trabajo en negro a trabajo declarado aumentan los ingresos por cotizaciones. La Oficina Nacional de Seguridad Social contabilizaba 14.204 flexijobs en el segundo trimestre de 2016.
Ni jornadas ni horarios se fijan con antelación
El salario por ley del ‘flexijob’ es de 9,5 euros / hora
Los sindicatos son muy críticos, y a finales de mayo presentaron un recurso de anulación ante el Tribunal Constitucional en el que denunciaban las “violaciones de los derechos fundamentales” de los trabajadores. “Los flexijobs crean una especie de trabajadores de usar y tirar”, confirma Fabienne Kéfer, especialista en Derecho del Trabajo en la Universidad de Lieja. Además, el modelo no se ha discutido con los agentes sociales. “El Gobierno no tiene en cuenta los convenios del sector”, se lamenta Frans Dirix, secretario nacional de la Confederación de Sindicatos Cristianos (SC). El presidente de la Federación HoReCa Bruselas, Yvan Roque, advierte que la hostelería necesita trabajadores con formación, no “bomberos o maestros que quieran redondear su salario”.