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Portugal, ¿alumno modélico?

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Octubre 2015 / 29

Economía: El país ha vuelto al crecimiento y se ha liberado de la ‘troika’, pero su endeudamiento, público y privado, sigue siendo colosal y su economía, frágil.

 Protestas contra los recortes del gasto público.os, Porto. FOTO:  DINOZZAVER

Los partidarios de la austeridad han encontrado un nuevo alumno modélico. En un momento en que Grecia acaba de negociar dolorosamente su tercer plan de salvación y se hunde de nuevo en la recesión, Portugal parece estar sacando la cabeza fuera del agua: desde el año pasado, su economía ha vuelto al crecimiento (aunque débil), y cuatro años después de la intervención de la troika se financia directamente en los mercados  de capitales. Incluso ha empezado a devolver anticipadamente su deuda al Fondo Monetario Internacional (FMI). Y con vistas a las elecciones parlamentarias de este mes de octubre, no ha aparecido en la escena política portuguesa ningún partido equiparable a Syriza en Grecia o Podemos en España. 

Si hoy los portugueses parecen menos airados que los griegos, no lo parecieron siempre: “La primavera de 2011, cuando la situación derrapó y el Gobierno luso llamó a la troika, Portugal se movilizó en seguida contra la austeridad. El movimiento portugués nació antes que el de los Indignados españoles”, recuerda Ives Leonard, profesor en la Facultad de Sciences-Po de París. Pero en cambio, no generó ninguna formación política antiausteridad “por carecer de líderes carismáticos como Pablo Iglesias o Alexis Tsipras, y debido a una extrema izquierda, especialmente a un Partido Comunista aún muy presente que limita la federación de los movimientos”. 

El Partido Socialista, actualmente rejuvenecido, ha centrado su campaña electoral en la reactivación económica y la lucha contra la austeridad practicada por el Gobierno conservador de Pedro Passos Coelho, pero ha estado lejos de apoyar incondicionalmente a Syriza.

 

EL ESPEJO DE GRECIA

Sin embargo, Portugal y Grecia son comparables tanto por su población —algo menos de 11 millones de habitantes— como por  su economía —entre 170.000 y 180.000 millones de euros de producto interior bruto (PIB)— y  su trayectoria. Tras años de dictaduras de extrema derecha de las que ambos salieron en 1974, el sentimiento proeu-ropeo era tradicionalmente muy fuerte en los dos países y se esperaba ardientemente la entrada en el euro, en 1999 en el caso de Portugal y en 2001 en el de Grecia. Tras la crisis de 2008, ambos tuvieron que recurrir a la ayuda internacional a cambio de someterse a la tutela de la famosa troika.

El gobierno de Lisboa pidió ayuda financiera un año antes que Grecia

La cura impuesta por la troika fue bastante menos dura

Las protestas antiajustes no derivaron en un Syriza o en un Podemos 

Fue en la primavera de 2011 cuando el Gobierno socialista portugués, a la cabeza de un país prácticamente en quiebra, pidió ayuda al FMI y a la Unión Europea. Cerca de un año después de Atenas, Lisboa necesitaba un plan de rescate y obtuvo un préstamo de 78.000 millones de euros, equivalente al 45% de su PIB, condicionado a una serie de reformas y a una cura de austeridad muy dura.

El país se comprometió, entonces, a reducir su déficit público del 9,1% del PIB en 2010 al 2% en 2013. Para lograrlo, recortó el gasto público, bajó los salarios de los funcionarios en más del 10%, congeló las pensiones, aumentó el IVA del 20% al 23%, reformó su sistema sanitario (la cobertura bajó un 17% en cuatro años). Redujo a la mitad la duración del subsidio de paro, privatizó las eléctricas EDP (Energía de Portugal) y REN (Red de Energía Nacional) y vendió sus aeropuertos, así como la compañía aérea nacional TAP.

Por muy dura que haya sido, la cura impuesta a Lisboa fue menos severa que la que ha sufrido Atenas. En 2014, el déficit presupuestario seguía siendo del 4,5% del PIB, superior al de Grecia (3,5%). Y, lo que es más importante: a Portugal se le ha atornillado incomparablemente menos que a Grecia. En total, según estimaciones del FMI, el ajuste presupuestario estructural (sin tener en cuenta los efectos de la coyuntura) entre 2009 y 2014 sería de cerca de siete puntos en Portugal frente a ¡cerca de 21 puntos en Grecia! Resultado: la caída en picado de la actividad ha sido también mucho más espectacular en Grecia. El PIB ha bajado, de este modo, el 17% entre 2010 y 2014 frente a una bajada únicamente del 6,5% en Portugal.

La cura, aunque ha sido menos punitiva para la república portuguesa que para la helénica, ha dejado, sin embargo, profundas huellas en su tejido económico y social. La inversión ha bajado el 35% desde comienzos de 2008. El índice de paro subió al 17% en enero de 2013 y seguía siendo del 12,4 % en junio de 2015, y del 31,6% para los menores de 25 años. Un descenso que se explica en gran medida por la masiva emigración: desde la crisis, más de 100.000 portugueses se van anualmente del país, en su mayoría jóvenes licenciados, y la población activa ha bajado en 350.000 personas entre 2008 y 2015. Los bancos, a pesar de haber sido recapitalizados, siguen siendo frágiles, como demuestra el rescate del Banco Espirito Santo en 2014 y el hecho de que el Banco Comercial Português no superara la prueba de resistencia del Banco Central Europeo (BCE) en octubre de 2014. 

Aunque finalmente la actividad ha vuelto desde el segundo trimestre de 2014, lo ha hecho sobre unas bases también frágiles. En el primer trimestre de 2015, la producción portuguesa seguía estando el 7% por debajo de su nivel de comienzos de 2008 e incluso era menor que la de 2001. Con un sector industrial que sigue representando el 20% del PIB y unos salarios que han bajado el 5,3% entre 2010 y 2014, es innegable que el país vuelve a gozar ahora de cierta competitividad-coste: una hora de trabajo portuguesa cuesta 9,80 euros, incluidas cargas, frente a 14,40 euros en Grecia, lo que ha permitido estimular las exportaciones, especialmente en el seno de la Unión Europea. Pero la productividad de la mano de obra sigue siendo también muy escasa: un trabajador genera solo 17,10 euros por hora trabajada, frente a 20 euros en Grecia y 32 euros en  la Unión Europea. 

 

SECTORES DE BAJO VALOR AÑADIDO

Portugal sigue dependiendo enormemente de unas industrias con poco valor añadido, como el textil, que representa el 10% de las exportaciones. El nivel educativo de los portugueses es uno de los más bajos de Europa: solo el 43% de los mayores de 25 años tienen el bachillerato (frente al 68% en Grecia y el 76% en el conjunto de la Unión). Situación que la crisis ha degradado aún más debido a unos recortes presupuestarios que han amputado una inversión pública ya escasa, así como el gasto en educación.

Desde comienzos de 2008, la inversión ha bajado el 35%

El desempleo supera aún el 12% de la población activa

A diferencia de las economías griega o española, en la portuguesa no hubo ningún boom antes de la crisis. La economía lusa había vegetado toda la primera mitad de los años 2000. Hoy se beneficia de la energía y de un euro no caro mientras la política activa del BCE baja los costes de financiación. Pero su crecimiento, aún frágil, no permite que los agentes económicos se desendeuden. Portugal es uno de los países de la Unión con más endeudamiento. Representa el 486% del PIB, mucho más que el 364% de Grecia o el 321% de media de la zona euro. La deuda pública de Portugal, que como en Grecia ha seguido aumentando con la actuación de la troika, ha pasado del 111% del PIB en 2011 al 129% en 2014. La de los hogares es igualmente colosal, el 120% del PIB, así como la de las empresas no financieras, el 237%.   

A pesar de todo ello, el país logró zafarse de las garras de la troika en mayo de 2014 y su Estado se financia a tipos históricamente bajos: menos del 3%. Pero, aunque bajos, los tipos de interés a los que pagan sus deudas los agentes económicos siguen siendo superiores al crecimiento de los ingresos, y  en semejante contexto, su peso no puede bajar. Como Grecia, Portugal necesitaría una política de inversión masiva y una cancelación de la deuda para que economía repuntase de verdad. Cuando, estos últimos meses, surgieron tensiones debido a la situación griega, el tipo de interés de las obligaciones (deuda) portuguesas subió, y volvió a bajar tras el acuerdo de  julio. Nadie duda de que, en caso de Grexit, Portugal sería el siguiente en la lista.

 

EL GRAN ESTANCAMIENTO PORTUGUÉS

PIB en volumen, base 100 en 2001

FUENTE: BANCO DE FRANCIA, BCE, MCKINSEY GLOBAL INSTITUTE, EUROSTAT

 

DEUDAS

Endeudamiento de los agentes no financieros en 2014, en % del PIB