Accede sin límites desde 55 €/año

Suscríbete  o  Inicia sesión

Reducir el CO2 aún es rentable

Por A.R.
Comparte
Pertenece a la revista
Julio 2014 / 16

La llamada transición energética a un mundo con menos emisiones de CO2 supondrá más ventajas que costes, afirma la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que urge a no retrasarla.

Un técnico comprueba las emisiones de un vehículo en el aeropuerto de Copenhague. FOTO: Unión Europea

Todos los años pares, desde 2006, la AIE publica el informe Energy Technology Perspectives. Un tocho que analiza de forma pormenorizada las opciones tecnológicas disponibles para lograr que, en el año 2050, las emisiones mundiales de gas de efecto invernadero relacionadas con la energía se hayan dividido a la mitad. Algo absolutamente necesario si queremos limitar el recalentamiento del planeta a dos grados.

La AIE no prevé soluciones rupturistas. En este sentido, y en lo que a la oferta energética se refiere, se descartan las tecnologías no maduras, como el hidrógeno o los agrocarburantes a partir de algas. Aunque no se considera el abandono de la energía nuclear, ya no tiene el inmenso auge de antaño, sobre todo tras la catástrofe de Fukushima. Finalmente, según la agencia, las energías fósiles seguirán ocupando un lugar importante (40% de la demanda de energía en 2050, frente el 80% actual), lo cual exigirá, además del gasto que hay que hacer en el sector de las renovables, importantes inversiones para capturar y almacenar el CO2 emitido por las centrales eléctricas.

 

El coste del cambio

Según el informe, entre 2011 y 2050 la demanda mundial de energía aumentará en un 70% (y las emisiones de CO2 en un 60%). Sin embargo, podría limitarse al 25% si se sistematiza la “persecución del derroche” en los edificios, el transporte, la industria, la producción de electricidad, un esfuerzo sin el que será imposible que en 2050 las emisiones de CO2 se hayan dividido por dos.

Por desgracia, subraya la AIE, el 60% de las centrales de carbón instaladas desde hace diez años no son modernas y su rendimiento no es nada bueno.

¿Cuál es el coste de esta revolución mundial? La AIE lo estima en 44 billones de dólares de inversiones entre 2011 y 2050; es decir, el 37% de los 118 billones que la humanidad deberá gastar de todos modos en ese período. O lo que es lo mismo, una inversión adicional de un billón de dólares anual durante cuarenta años, el 1,4% del PIB mundial.

No es poco, pero ese esfuerzo se verá compensado por lo que se ahorrará en la factura energética. La AIE considera que las ganancias totales en cuarenta años serán de 30 billones de dólares, a una tasa de interés del 3%, y de 5 billones, si fuera del 10%. Si bien la viabilidad tecnoeconómica está demostrada, la puesta en marcha pasa por medidas políticas importantes a concertar entre los Estados: mecanismos (tasas o cuotas) que den un valor al carbono, normas de construcción, estímulos económicos...

En su informe anterior, en 2012, la AIE estimaba en 36 billones de dólares el coste de inversión de la transición energética, 12 billones menos que hoy. Lógico: lo poco que se ha avanzado multiplica el coste de lo que habrá que hacer mañana para frenar el cambio climático. A base de retrasar la hora de actuar, la apuesta va perdiendo su mejor argumento de venta: el interés económico.

 

1. Energy Technology Perspectives 2014. Emisiones de CO2 de ahora a 2050, mayo de 2014.
Resumen disponible en el sitio www.iea.org