“Urge recentralizar la negociación colectiva”
Entrevista a Philippe Pochet, director general del Instituto Sindical Europeo (Etui, en sus
siglas en inglés): La intervención del Estado y de los sectores profesionales es necesaria para garantizar el equilibrio en el diálogo en las empresas europeas.
Trabajadores ensamblan la cabina del conductor en una fábrica de camiones. FOTO: Unión Europea
La descentralización de la negociación colectiva a favor de la empresa, ¿es un fenómeno generalizado en Europa?
Se trata de un movimiento de fondo que está en marcha desde hace dos o tres décadas. En Holanda o en Suecia, dicha descentralización se ha llevado a cabo organizadamente, bajo el control de los sindicatos. En Alemania se han introducido también cláusulas de apertura, que posibilitan infringir los acuerdos de un sector concreto durante un tiempo determinado; por ejemplo, si la empresa atraviesa un período de crisis. Esta flexibilidad se estableció especialmente para facilitar la adaptación de las empresas estatales durante la reunificación. El caso del Reino Unido es el más flagrante: la negociación sectorial ha desaparecido por completo. Tampoco existe en los países del Este. En los países latinos, la descentralización se ha hecho desorganizadamente, contra las organizaciones sindicales. Tras la crisis financiera de 2008, la Unión Europea ha estimulado mucho a Grecia, Portugal, España e Italia, donde la ley y los acuerdos colectivos de sector tienen un papel preponderante, a que respalden los acuerdos en la empresa. La teoría estándar de Bruselas repite que para hacer frente a los choques económicos, es necesaria la flexibilidad de los salarios. Se presupone que si se descentralizan a favor de la empresa, los empleadores los podrán reajustar a la baja con más facilidad.
¿Ha tenido la descentralización algún impacto sobre los salarios?
En países como Rumanía o Grecia es seguro que sí. En Grecia, se han registrado unas bajas salariales del 15% al 20%. Y las políticas de austeridad, que han reducido las condiciones salariales de los funcionarios, han sido una clara invitación al sector privado a unirse. Pero globalmente en Europa no se puede demostrar con certeza la correlación entre negociación de empresa y bajada de salarios. Lo que está en juego es toda la teoría de la negociación. La relación de fuerza no es la misma cuando un sindicato sabe que el empleador puede negociar a la baja. No sabemos cómo habrían evolucionado los salarios sin la descentralización.
Philippe Pochet |
¿Puede la negociación en la empresa volver a dinamizar el diálogo social?
Nada permite afirmarlo con seguridad. En los países en los que la descentralización se ha llevado a cabo desorganizadamente, el poder de los sindicatos se ha debilitado. En España, el número de acuerdos colectivos, sectoriales y de empresa, ha bajado brutalmente. En Portugal, el índice de cobertura convencional se ha hundido. Además, el contenido de los firmados es más pobre.
Por otro lado, es difícil saber si la negociación de empresa tiene un impacto sobre el índice de sindicalización, a la baja o al alza. En Europa, a pesar de un descenso casi general del número de afiliados, el índice de sindicalización permanece relativamente estable desde hace veinte años.
Se ha movilizado la Confederación Europea de Sindicatos por la negociación colectiva?
Se ha convertido en un tema imperioso, sobre todo en Europa central y oriental. La CES trabaja para recentralizar la negociación a escala de sector, interprofesional y estatal, sobre todo en lo que a los salarios se refiere. Y hay motivos de optimismo. En Irlanda, son perceptibles las mejoras; en España, la negociación interprofesional está ofreciendo resistencia, como en Finlandia... El establecimiento de un salario mínimo en Alemania es un síntoma del regreso del Estado al terreno de juego. Los sindicatos antes estaban en contra, pues la negociación de los salarios era cosa suya, pero con un índice de sindicalización por debajo de la barrera del 20% y un índice de cobertura convencional que bajaba de año en año (y que hoy se halla estabilizado) han cambiado de opinión. Hay que recentralizar la negociación colectiva. Es el mejor modo de preservar el diálogo social en Europa.