Adiós a un gran socio comercial y finaciero
El pacto entre Londres y la UE minimiza los daños económicos en la catástrofe del 'brexit'. El turismo español es uno de los sectores más expuestos al Reino Unido.
Este año se ha estrenado con un hecho, ahora sí, histórico: por primera vez en el proceso de construcción europea, la Unión, cuyo atractivo ha captado sin tregua a nuevos socios, pierde a uno de sus miembros. Y a uno de los gordos: el Reino Unido ha sido la segunda economía de la UE. Tras casi un año de transición sin efectos prácticos y una estresante negociación, llega la hora de la verdad. El brexit.
Se desgaja un pedazo del Mercado Único. A ambos lados del Canal de la Mancha se reintroducen controles aduaneros y sanitarios. Los vecinos comunitarios dejan de tener prioridad respecto de cualquier persona inmigrante de un país tercero que quiera instalarse de nuevas en suelo británico. No más participación de Londres en la irregular política exterior de la Unión ni intercambios estudiantiles Erasmus...
Aun así, el pacto cerrado por Londres y Bruselas en Navidad minimiza los destrozos económicos, ya que no se imponen los temidos aranceles que hubiera implicado depender de las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC). La gran victoria para la UE —esta vez sí unida en la negociación— ha sido amarrar la protección del Mercado Único europeo de eventuales distorsiones presentes y futuras en los estándares laborales y medioambientales, así como en materia de ayudas de Estado. El primer ministro británico, Boris Johnson, proclama que ha recuperado la soberanía nacional, pero no podrá ejercer de competidor desleal al otro lado del Canal.
Según la Comisión Europea, el precio de una ruptura caótica hubiera supuesto una pérdida acumulada del PIB en 2022 del 3% del PIB para Reino Unido y del 0,75% para la UE.
Pese a todo, el hecho de que la mitad aproximada de las exportaciones y de las importaciones británicas dependan de la UE explica el activismo de Johnson en la búsqueda de otras amistades comerciales: Singapur, Vietnam o EE UU (aunque Joe Biden, de origen irlandés, enfríe las cosas).
El nuevo escenario concierne especialmente a España. El 9,6% de las exportaciones españolas de bienes y servicios se dirige al hasta ahora socio británico, y es un 3,4% del PIB.
Casi el 10% de nuestras exportaciones van a Reino Unido
Los sectores más expuestos a la economía británica son el financiero —fuera del acuerdo—, el agroalimentario, el automovilístico, el de telecomunicaciones y el turístico. Fuera del turismo, Murcia, Comunidad Valenciana, Galicia y Aragón son las zonas más afectadas por lo que suceda con el Reino Unido.
Vínculos estrechos
La exposición comercial española, aunque inferior a la de la media de la eurozona, supera a la de las mayores economías de la UE, como Alemania, Francia e Italia, según el Banco de España.
Pero si hay un terreno en el que el vínculo con Reino Unido le pesa a España es el turismo. Este sector explica que, desde el referéndum del brexit, en 2016, hasta 2019, las exportaciones de bienes y servicios al Reino Unido hayan aumentado su peso en 0,1 puntos porcentual más.
El británico se sitúa por encima de otros grandes mercados emisores de visitantes como el alemán, el francés, el italiano o los de los países nórdicos, y representa una quinta parte (21%) de las personas que viajaron a España por turismo en 2019.
Claro que en 2020 el coronavirus lo cambió todo. Los principales destinos del turismo británico en España, Canarias y Baleares, han acusado doblemente el golpe del brexit. Entre enero y septiembre de 2020, el gasto turístico de los británicos se hundió el 81%. El conjunto del turismo foráneo lo había hecho un 76%.
El Reino Unido es, además, el segundo destino más relevante para España en cuanto a inversión directa del sector financiero y las telecos, pues esta equivale al 9% del PIB español. Solo le supera EE UU.