La banca española tras el ‘stress tests’: ¿tan bien?
Economista y miembro de Economistas Frente a la Crisis
El esfuerzo público ha ayudado a sanear los bancos, pero ello no implica que fluya el crédito.
El pasado 26 de octubre, el Banco Central Europeo presentó, conjuntamente con la Autoridad Bancaria de la Unión Europea, los resultados de la evaluación global de la banca de la Unión Europea. La evaluación global es un ejercicio que se desarrolla periódicamente desde el año 2010, y que tiene como objetivo examinar la solvencia financiera de las principales 130 entidades bancarias de la eurozona a través de dos métodos complementarios: la revisión de la calidad de los activos, y las llamadas pruebas de resistencia o stress tests.
La revisión de la calidad de los activos –denominada AQR por sus siglas en inglés— trata de establecer criterios homogéneos en la valoración de los activos (créditos concedidos, inversiones realizadas) por parte de los bancos, para determinar su valor real con un criterio que pueda ser homologable en el conjunto de la Unión Europea. Por su parte, las pruebas de resistencia permiten identificar cómo quedaría afectada la salud financiera de un banco si la situación económica global empeorase significativamente, a través de diferentes escenarios simulados en los que se supone, entre otras cosas, una descenso de la actividad económica, un aumento del desempleo o un incremento de la morosidad. El resultado de ambas pruebas debía ofrecernos un panorama fiel de la capacidad del sistema bancario europeo para soportar nuevos episodios de crisis, y para tener una visión detallada de la situación de las entidades bancarias antes de la puesta en marcha del llamado Mecanismo Único de Supervisión, piedra angular de la Unión Bancaria.
Las entidades financieras españolas han salido bien paradas en este ejercicio: de las 15 entidades examinadas, sólo una de ellas ha mostrado cierta debilidad en el escenario más adverso –Liberbank—, mientras que el resto ha superado el conjunto de las pruebas con notable éxito. Este buen resultado no es sino el fiel reflejo de los efectos del proceso de rescate bancario. Entre la última prueba realizada, en 2011, y ésta de 2014, España ha realizado un importante esfuerzo de reestructuración de su sector bancario, incluyendo la firma de un memorando de entendimiento con el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera y el Mecanismo Europeo de Estabilidad, que dio lugar a un rescate bancario, la compra de activos inmobiliarios dudosos realizada por el Sareb (el banco malo) y la consideración como capital de los DTA (activos fiscales diferidos, una especie de cuenta de compensación de impuestos que mantienen los bancos) por valor de otros 30.000 millones adicionales. El esfuerzo público que se ha realizado para sanear nuestro sistema bancario es el que está detrás de los buenos resultados que ha obtenido la banca española.
Sin embargo, que las entidades financieras españolas se encuentren en tan buena situación financiera no significa que vaya a mejorar por ello el flujo de crédito. Tener una banca saneada es condición necesaria pero en absoluto suficiente. España sigue manteniendo un alto nivel de endeudamiento de hogares y empresas, y los esfuerzos por reducir esa deuda durarán todavía un largo período de tiempo. Tanto el saneamiento realizado como la política monetaria expansiva del Banco Central Europeo pueden eliminar obstáculos, pero el principal elemento que lastra la recuperación del crédito en nuestra economía es la debilidad de su crecimiento y su alto endeudamiento. Queda, por tanto, mucho camino por recorrer, aunque este haya sido un paso en la buena dirección.