Contra un uso fraudulento de las cooperativas de trabajo
Pedimos que se termine la competencia desleal de empresas que aseguran ser cooperativas sin serlo, lo que constituye un incumplimiento de la ley.
En diferentes medios han ido saliendo informaciones sobre la figura de la cooperativa de trabajo, que se está utilizando con fines fraudulentos. Se trata de dos realidades que están mal utilizando la figura de la cooperativa de trabajo, y en ambos casos se está haciendo para eludir la legalidad. Son las “cooperativas” que unen a autónomos de forma irregular, facturando por ellos, y las que surgen de la externalización ilegal de departamentos empresariales, precarizando el trabajo de quienes lo realizan.
Desde la organización que presido, Confederación Española de Cooperativas de Trabajo Asociado (COCETA), nos interesa remarcar que se debe actuar contra aquellas cooperativas, sea cual sea su fin (facturación u otras) que no respondan en su actuación a lo establecido legalmente. La cooperativa no puede ser un modelo usado para defraudar, en donde la participación, un pilar del cooperativismo, se ejerza como un acto administrativo.
EMPLEO DE CALIDAD
Las cooperativas de trabajo no son empresas que defraudan ni que precarizan el trabajo. Por el contrario, son empresas destacadas de la economía social, que nacen para dar empleo a las personas que las forman: empleo de calidad, indefinido y estable. Las personas socias trabajadoras forman parte de estas empresas de manera libre y voluntaria, poniendo en común su trabajo para producir bienes o servicios para terceros; es decir, cooperativizando su trabajo.
Es esta cooperativización del trabajo lo que marca la diferencia entre nuestras empresas y aquellas que, aunque puedan estar legalmente constituidas, realmente no son cooperativas.
Quienes nos dedicamos desde hace decenios a la búsqueda de alternativas laborales que dignifiquen a las personas, como lo hacen las cooperativas de trabajo, pedimos que se termine con la inseguridad jurídica y la competencia desleal que genera este tipo de cooperativas, en las que los cooperativistas ni siquiera tienen claro lo que significa serlo.
En las llamadas cooperativas de facturación, cada persona hace su trabajo independientemente de otros; es decir, sin una unidad de dirección y organización, sin conocerse ni vincularse a un proyecto empresarial común. No se cooperativiza el trabajo. En el segundo caso, el de las empresas subsidiarias como podrían ser las cárnicas, se está obligando a trabajadores por cuenta ajena a transformarse en cooperativistas. Se externalizan, unidades o departamentos de la empresa a través de la creación de cooperativas de trabajo, sin que los trabajadores que las forman lo hayan decidido y, además, con unas condiciones socio laborales inferiores a las que les corresponderían como trabajadores por cuenta ajena.
Desde COCETA sabemos cuáles son los problemas y las dificultades y queremos colaborar con los poderes públicos, con los sindicatos, con las organizaciones de autónomos y con las personas afectadas. En el caso de las cooperativas de facturación, debemos trabajar juntos y juntas para encontrar soluciones legales para quienes precisan un marco jurídico que responda a su débil situación como autónomos. En el caso de las cooperativas de trabajo creadas para externalizar determinadas unidades-líneas de producción de empresas existentes, debemos analizar si reúnen de facto los elementos que configuran la cooperativa de trabajo y, si fuera necesario, realizar las modificaciones precisas en las legislaciones vigentes.
En las cooperativas de trabajo la persona es el centro, y no el beneficio
En las falsas cooperativas los ‘cooperativistas’ ni se conocen
En España hay más de 17.100 cooperativas de trabajo, que reunen a más de 250.000 personas socias trabajadoras. El 80% de ese empleo generado es empleo a tiempo completo. El 49% de las personas socias de las cooperativas de trabajo son mujeres, y más del 39% ocupan puestos de responsabilidad, una cifra mucho mayor que en las empresas de capital.
Trabajamos por un mundo más justo e igualitario, y ponemos en valor la democracia, la solidaridad y el arraigo en el territorio. Realmente, en las cooperativas de trabajo las personas, y no el beneficio, son el centro. Y seguiremos trabajando para que ello se cumpla.