Las grandes perdedoras de la crisis son las rentas más bajas, no las clases medias
El aumento de la desigualdad durante el periodo más intenso de la crisis se explica fundamentalmente por la caída de los ingresos de la población más vulnerable.
ILUSTRACIÓN: PEDRO STRUKELJ
Diferentes estudios han puesto de relieve el impacto diferencial de la crisis en los distintos segmentos de la población española. Este es el objetivo que seguimos al analizar qué paso con la renta media de los deciles de renta a lo largo del período 2009-2014, a partir de los datos de las sucesivas encuestas de condiciones de vida del INE.
La primera constatación finalista es que en España se produjo un incremento de la desigualdad de rentas. Ahora bien, lo que hay que dilucidar es cómo se produjo y a quién afecto más. El índice de Gini, medida habitual para expresar la desigualdad de rentas, no nos ayuda mucho a despejar esta incógnita, a pesar de que para España refleja un crecimiento de la desigualdad: en 2014 se registró un valor del índice de 34,7, el más alto desde el inicio del periodo analizado (2009-2014). El indicador S80/S20, otro clásico en la medida de la desigualdad, también aumenta en el período, pero tampoco refleja dónde se produce la misma. El quintil superior de población disponía de una renta 6,8 veces superior a la del quintil inferior. Se trata del valor máximo del periodo analizado, con un aumento del 15,3% en cinco años.
Así que optamos por medir la renta media de cada decil en cada año considerado y llegamos a la conclusión de que el aumento de la desigualdad durante el período más intenso de la crisis económica en España se explica por la caída de las rentas de la población más vulnerable, lo que no ha hecho sino agravar los efectos sociales negativos que ya se podían identificar en la estructura social española incluso en períodos de crecimiento económico. Sin embargo, un análisis de evolución más extenso indica que la desigualdad en España (medida aquí con el coeficiente de Gini) presenta valores muy similares en el 2013 que a principios de los años noventa (Carabaña, 2016) .
NIVEL ADQUISITIVO
La concentración de la pérdida de rentas en los deciles inferiores de la distribución de rentas cuestiona, a nuestro modo de ver, la idea de la polarización de rentas si por esta se entiende que los deciles 9 y 10 aumentan considerablemente sus rentas mientras los deciles 1 a 3 las pierden. No es este el escenario exacto del impacto de la crisis en España.
Los datos empíricos muestran que la población situada en el centro de la distribución de la renta en España (deciles 4 a 7) ha sido la que ha conseguido mantener en mayor medida unos niveles adquisitivos similares a los del inicio de la crisis. Y entre estos deciles, los que mejor han aguantado el impacto de la caída de rentas, han sido los más elevados (6 y 7), así como los siguientes (8 y 9), deciles que son los que menos renta han perdido en el período. Teniendo en cuenta que estos últimos deciles están compuestos en su mayoría por trabajadores por cuenta ajena muy cualificados, técnicos y profesionales, así como por trabajadores cualificados por cuenta propia, podemos afirmar que las clases medias con elevadas cualificaciones en España son las que mejor han resistido el embate de la crisis, conclusión muy contraria a la tan manida desaparición de las clases medias.
En consecuencia, el aumento de la desigualdad de rentas en España se explica por el distanciamiento producido entre los grupos más vulnerables (deciles 1 a 3) y el resto de la sociedad. Desde un punto de vista poblacional, la mayor parte de la gente sigue situándose en torno a la renta mediana del país, con una pérdida poblacional que, entre 2009 y 2014, ha sido moderada.
En términos comparativos con el resto de Europa, en España las clases con renta media no son especialmente pobres en términos de apropiación de la renta del conjunto del país ni se han distanciado excesivamente de las rentas altas, mientras que las clases con baja renta sí son sensiblemente pobres.
Resulta evidente que la crisis ha golpeado a la población de manera desigual, focalizando su impacto sobre determinados colectivos como las personas desempleadas o la población con bajo nivel formativo y, de manera más general a las personas jóvenes. Al efecto que el mercado de trabajo ha tenido sobre ello debemos sumar un exiguo sistema público de protección que muestra signos de agotamiento frente a la caída de las rentas de los sectores menos favorecidos, cuyas rentas se distanciaron cada vez más de las del resto de la sociedad a lo largo del período analizado.
LA FORMACIÓN, CLAVE
Por el contrario, la población con mayor nivel formativo, la que ha conseguido mantener su ocupación (incluyendo hasta categorías laborales vinculadas a la clase trabajadora cualificada) y la población jubilada, entre otras, han constituido un núcleo de población situado en el centro de la distribución de la renta caracterizado por una notable estabilidad en términos de renta. Lejos de desaparecer (y aceptando una cierta mutación en su composición interna), estos grupos sociales incluso han podido mejorar su situación comparativa en lo que refiere al acceso a determinados bienes, como por ejemplo la vivienda.
Los profesionales de alta cualificación son los que mejor han resistido
La mayoría de españoles siguen en los tramos medios de renta
Por tanto, una primera conclusión es que los datos analizados no indican un incremento de la polarización por un proceso de estiramiento de rentas en los dos polos de la distribución, sino en todo caso por la caída de aproximadamente un 30% de las rentas de los tres primeros deciles. Todos los deciles han perdido renta, pero estos de manera muy notoria.
Una segunda conclusión derivada de la anterior es que, lejos de desaparecer las clases medias o de haber sufrido el mayor impacto de la crisis, las más formadas y que acumulan más cantidad de credenciales han sido las que mejor han resistido la crisis, tanto en su nivel de renta como en el poder de compra. Las clases medias no han protagonizado la caída generalizada de la renta media en España ni tampoco que han estado en el epicentro del aumento de la desigualdad. La tendencia en el periodo ha sido la de pérdidas de renta cada vez menores a medida que se asciende desde el decil 4 al 8, extremos donde podríamos situar las capas sociales identificadas como clases medias bajas y clases medias altas, respectivamente.
Y un aspecto poco estudiado y muy interesante es que, teniendo en cuenta el análisis del enfoque de la magnitud demográfica de los grupos determinados a partir de umbrales de renta, podemos concluir que la reducción de la clase media entre 2009-2014 se explicaría en mayor medida por un ascenso en la escala global de ingresos que por un desplome, contradiciendo nuevamente la idea de la desaparición de la clase media.
Una tercera conclusión es que, anclando los umbrales de renta al año 2009, la mayor parte de la población en 2014 sigue situándose en los tramos centrales de renta (los que se encuentran entre el 60% y el 140% de la renta mediana española), representando todavía el 49,4% del total de población, y limitando las mayores pérdidas poblacionales al grupo de mayor renta (por encima del 140% de la renta mediana anclada a 2009).