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Los millonarios se enriquecen, crisis tras crisis

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Marzo 2021 / 89

Privilegio: Los ricos no son solo el resultado accidental del dinero barato, sino el fruto de un mecanismo financiero engañoso que ejerce presión sobre las clases medias.

Es una tendencia fundamental. El número de multimillonarios ha aumentado desde 2010 en las principales regiones del mundo, en una tendencia totalmente desacoplada de las crecientes dificultades de la economía real. Proliferan en número creciente en el sector de la construcción, el inmobiliario, los artículos de lujo, o incluso en la industria de los electrodomésticos o el acero. Sucede en todos los países.

No me extenderé sobre los mecanismos que hacen que los multimillonarios hayan conseguido a lo largo de los años una especie de tótem de inmunidad. Para decirlo en pocas palabras, dicha inmunidad es un efecto colateral de las políticas monetarias llevadas a cabo de crisis en crisis: tipos cero, emisiones masivas de liquidez, etc. Son políticas que no fueron diseñadas de forma consciente con la finalidad de enriquecer a los más ricos. Tienen como objetivo prioritario liberar márgenes adicionales de deuda para los Estados, estabilizar la economía, evitar impagos en cascada y también espirales deflacionarias. Fueron pensadas para evitar un colapso bancario que arruinara al conjunto de ahorradores. Y, hasta ahora, estas políticas han limitado el roto para la mayoría de ellos. 

En resumen, el enriquecimiento de los ricos no es un atraco a expensas de las clases medias y trabajadoras. Según el punto de vista de algunos, este dinero puede parecer que no se ha tomado de nadie. Es un efecto de riqueza pura, que se basa en que los mercados confían en que los valores no se hundirán, y en la creencia de que ciertos sectores solo pueden ver reforzada su posición dominante.

Sin embargo, la idea de que la riqueza de unos cuantos no se basa en el empobrecimiento de otros, o incluso de que fortalece un motor técnico del capitalismo, que beneficia a todos, es falsa. 

En primer lugar, porque la inmunidad del valor de los activos tiene un precio. Se consigue al precio de una emisión de deuda pública que, si mañana ya no es refinanciada sin límite por los bancos centrales, desplazará al contribuyente la carga de la amortización. De algún modo, los ricos han ganado una posición de ventaja por el hecho de que las políticas de estabilización iban a ser un éxito, cuando estas comprometen el esfuerzo de toda la sociedad, durante generaciones. 

Punta del iceberg

En segundo lugar, porque la economía, incluso cuando está exhausta, debe ser capaz de generar beneficios y rendimientos que igualen el precio de los activos. El precio de los activos de hoy ejerce presión sobre los salarios del mañana y las ganancias de pasado mañana.

Por último, la concentración de la riqueza es solo la punta del iceberg de un movimiento más profundo de concentración de capital, a través del juego de las fusiones y las adquisiciones. Es un movimiento que se produce a expensas de un crecimiento extensivo, y por lo tanto en detrimento de la inversión y el empleo. 

Estamos ante un movimiento de concentración de capital a través del juego de las fusiones y adquisiciones

La inmunidad de las finanzas, lograda gracias al refuerzo de la deuda barata, neutraliza lo que solía estar en el corazón de los mecanismos de recuperación: la caída en el precio de los activos. La caída de los precios del suelo y los inmuebles alentaba una nueva ola de adquisiciones que se expandía a las clases medias, de modo que se corregían así las desigualdades de riqueza. Mantener el precio de los activos en un nivel elevado bloquea este mecanismo de respiración esencial. 

En resumen, los multimillonarios no son únicamente el resultado accidental del dinero barato, sino el fruto de un mecanismo financiero engañoso, que ejerce presión sobre las clases medias y en última instancia, sobre el crecimiento real.