Más allá de los coronabonos: la coronamoneda
Dinero: La moneda digital de los bancos centrales y las monedas locales ganan peso como alternativas para reflotar la economía.
Es un buen momento para recordar que nuestro sistema monetario se expande de manera exponencial. Sí, igual que el coronavirus. Esto se debe a que el dinero se crea cuando el sistema bancario da préstamos al público, ya que tiene la exclusiva de creación monetaria. Pero, como los bancos prestan el dinero con interés, la masa monetaria crece al ritmo del interés compuesto. El número básico de reproducción (R0) del dinero en circulación es una función del tipo de interés promedio. Por eso, nuestro sistema económico precisa el crecimiento continuo del PIB para funcionar bien.
La soberanía financiera ciudadana permite que la gente decida qué se financia
Sin embargo, los gobiernos no pueden crear dinero, así que tienen que emitir deuda pública. Este imperativo legal surge del artículo 123 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, que prohíbe a los bancos centrales financiar deudas de los Estados. En total, el Estado pagó 31.400 millones de euros en intereses en 2018, que supusieron el 41% del gasto en sanidad de España, para hacernos una idea. El concepto es que los bancos están asumiendo el riesgo de prestar a los gobiernos cuando compran los bonos para vendérselos al banco central. Tras una década en la que los gobiernos han gastado miles de millones de dinero público en rescates bancarios, es evidente que el riesgo va en sentido opuesto. En realidad, son los gobiernos los que cubren el riesgo del sector bancario.
Guerras y billetes
La justificación de este estado de cosas es que la posibilidad de que un gobierno emita dinero a voluntad puede resultar contraproducente para la economía y para la sociedad. Con frecuencia, se atribuye a esta capacidad la lacra de la inflación. Por otro lado, el que los gobiernos emprendan guerras imprimiendo billetes ha sido una constante a lo largo de la historia. Y así se ha llegado a la independencia de los bancos centrales.
Por tanto, estamos entre el sinsentido de obligarnos a usar el dinero de los bancos, con el coste y el grado de dependencia que esto implica para la sociedad, y el sinsentido de que el Gobierno tenga un poder absoluto de crear la cantidad de dinero que quiera y para lo que quiera. Un punto intermedio permitiría generar líneas de dinero público delimitadas cuantitativamente, creadas con una finalidad validada por voluntad democrática y que puedan financiar objetivos consensuados y nada más. Esto es lo que he denominado soberanía financiera ciudadana: que la gente decida qué se financia y en qué cantidades con la creación del dinero .
El buen vivir
No pensemos solo en superar la pandemia de covid-19. En algún momento habrá que aplanar también la curva del crecimiento exponencial de nuestro sistema económico y olvidarnos del crecimiento del PIB como indicador de bienestar. Algunos gobiernos, como el de Nueva Zelanda, ya están poniendo su economía al servicio de los objetivos del buen vivir, algo que promociona la Wellbeing Alliance, entre otros.
Analicemos si tendría sentido crear líneas de financiación generadas desde los bancos centrales para alcanzar los objetivos del desarrollo sostenible que los ciudadanos prioricen, sin pagar intereses, y reduciendo así la presión del imperativo de crecimiento del PIB que impone crear dinero como deuda con intereses, lo que supone abordar directamente el problema de la insostenibilidad ambiental del modelo actual.
El dividendo ciudadano podría servir para apoyar la transición hacia un modelo económico sostenible
Para poder llevar a cabo el programa de ayudas necesario para reflotar el sistema económico durante y tras la crisis de la covid-19, podemos utilizar dos innovaciones monetarias que nos permitirían alcanzar estos objetivos que hemos enunciado.
La moneda digital de los bancos centrales (CBDC por sus siglas en inglés) es una propuesta de crear una moneda distinta a la que ya emiten los bancos centrales como reservas, de manera que puedan usarla no solo los bancos, sino también cualquier ciudadano. Es una idea que cada vez va ganando más peso y que puede articularse de diversas maneras. Una propuesta sencilla permitiría que cada ciudadano de la UE tuviera una cuenta en su banco central y, de esta manera, recibir transferencias directas en forma de dividendo ciudadano. Así se sufragaría el rescate ciudadano sin infringir el artículo 123 antes mencionado.
Otra posibilidad es el uso de monedas locales y ciudadanas, que pueden acompañar a la anterior o aplicarse de forma independiente, para el total o una parte de las ayudas, y que tiene que ver con la forma de gastar el dinero del rescate ciudadano, no con la forma de financiarlo. La experiencia muestra que canalizar gasto público a través de estas monedas, como la ossetana, la grama, o el rec, incrementa el multiplicador económico local y permite canalizar las ayudas a los objetivos establecidos o limitar el gasto geográficamente y, por tanto, cada euro de dinero público gastado tiene un impacto económico mayor, beneficiando a la economía local. En concreto, la investigación realizada sobre la experiencia del rec (moneda ciudadana de Barccelona) revela que en poco más de un año el multiplicador económico local se incrementó en un 53% . En este caso, la CBDC sería accesible para el público a través de uno de estos sistemas.
Si se pusiera la condición, por ejemplo, de usar el dividendo ciudadano libremente, en caso de estar afectado por la crisis de la covid-19 y si no, de usarlo para invertir en iniciativas certificadas ESG (Environmental, Social and Governance): economía social y solidaria, energías renovables, o similares, el resultado sería que las monedas complementarias ayudarían a canalizar el gasto articulando financieramente una transición hacia un modelo económico sostenible, en lugar de resultar en la especulación sobre los activos que los programas de flexibilización cuantitativa de los bancos centrales llevan años fomentando.
Más información en: https://www.positivemoney.eu/wp-content/uploads/2018/02/Policy-Briefing-Citizens-Monetary-Dividend.pdf