Moneda local, la solución coreana
Estímulo: Lo que en Europa es aún experimental, en Corea del Sur es una política pública que ha ayudado a las pequeñas empresas a superar los daños de la pandemia.
La renta básica universal es una propuesta que lleva tiempo encima de la mesa, especialmente como manera de afrontar la reducción del empleo derivada de la automatización del trabajo, y ha recibido un impulso importante a causa de la pandemia de la covid-19. Ya sea renta más o menos básica, universal o no, lo cierto es que las transferencias monetarias directas a la ciudadanía han sido el elemento estrella en el plan de recuperación económica. Numerosos gobiernos han tomado rápidas decisiones para hacer llegar a sus ciudadanos transferencias monetarias, como lo hicieron los de Reino Unido, Estados Unidos, Brasil, Holanda, Alemania, etc.
El caso de Corea del Sur ha merecido los elogios del Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz en cuanto al diseño de estas transferencias directas a la ciudadanía, que se han pagado en una moneda local digital y con fecha de caducidad. Y es que, además, Corea del Sur ya tenía tres años de experiencia en este tipo de pagos diseñados para estimular el consumo local.
El Gobierno de Gyeonggi, un provincia de 13,6 millones de habitantes, puso en marcha un sistema de 31 monedas locales en ciudades y distritos en 2019. La moneda se ponía en marcha mediante dos sistemas: transferencias directas y emisión general (cuando el ciudadano cambia de la moneda convencional a la moneda local recibe un incentivo del 6% en general y del 10% si lo gasta en un periodo limitado). Como transferencia directa, ya desde el inicio, se implementó el ingreso básico para jóvenes. En el marco de esta iniciativa, unos 130.000 jóvenes de 24 años han recibido unos 730 euros al año al cambio. Además, en 2020, la provincia de Gyeonggi dio el equivalente a 73 euros a todos los residentes, en un esfuerzo por revitalizar la economía local y el mercado de trabajo tras la pandemia de covid-19. La provincia planea ahora ampliar el alcance de la aplicación de la renta básica a través de la iniciativa de renta básica agrícola y el experimento de renta básica rural.
Esta política de pagos directos en moneda local tiene como objetivos reducir la desigualdad social, hacer frente a la disparidad generada por la economía de mercado y ser una fuerza impulsora del desarrollo local liderado por los residentes locales. Corea del Sur cuenta con una Carta Magna en la que se prevé que los poderes públicos garanticen un desarrollo económico equilibrado entre pequeñas, medianas y grandes empresas. Tomando como base este mandato constitucional, el Gobierno coreano decidió que el gasto público relacionado con estas transferencias directas solo podría gastarse en pequeñas y medianas empresas locales.
La implementación de las monedas locales en Corea del Sur es una colaboración entre el Gobierno nacional, el regional y el local en la que todos participaban en distinta manera. Entre todos han conseguido desplegar este medio de pago que la persona beneficiaria puede gastar en cualquier comercio siempre que sea una pyme local. Además, se trata de un medio de pago telemático que permite una trazabilidad casi perfecta del gasto público, lo que facilita el estudio de los datos agregados y la evaluación del impacto económico de este programa de gasto público.
Beneficio para las pymes locales
El pago de transferencias directas con moneda local ha tenido un efecto muy marcado en las pymes locales. Los ingresos ganados (por el trabajo o actividades mercantiles) se desplomaron casi en la misma medida en que los ingresos por transferencias públicas aumentaron (gráfico 1). La política pública consiguió el efecto buscado de evitar el desplome de las pymes.
En el gráfico 2 podemos ver que este mantenimiento de los ingresos se tradujo en un ligero aumento de la renta disponible y en un mantenimiento del consumo.
En definitiva, esta medida del Gobierno tuvo el efecto de reducir la posibilidad de ahorrar y estimular el consumo en la región, en contra de la tendencia generalizada que se ha podido ver en todos los demás lugares afectados por la pandemia, por un lado, y, por otro, a consumir de forma preferente en grandes cadenas, y en comercio en línea. El gráfico 3 muestra el comportamiento del consumidor en relación con estas variables, para el caso de transferencias dinerarias convencionales y para el caso de transferencias en moneda local.
Ensayos en Europa
El gasto público en moneda local incentiva el consumo en negocios de proximidad y contribuye a una mayor equidad social y económica
En Europa ha habido tres tentativas de poner en marcha este tipo de política pública, todas ellas en España. La primera data de 2012 y fue en la localidad sevillana de San Juan de Aznalfarache (la versión digital es de 2016). En 2016 también llegó la moneda de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona) y en 2018 se lanzó el REC en Barcelona capital, estas dos últimas financiadas parcialmente con ayudas de la UE. Todas ellas se pusieron en marcha para distribuir ayudas públicas, pero el énfasis en la versión europea, además del cambio de costumbres del consumidor, ha estado también en promover la recirculación de la moneda a nivel local, es decir, su circulación local también por parte del comercio que la recibe en pago.
El multiplicador del gasto público
A menudo se olvida que toda la política fiscal, en general, se apoya en el concepto del multiplicador económico, que, según Keynes, relaciona un aumento de gasto público con un aumento mayor (si el multiplicador es superior a 1) del ingreso agregado. Por ejemplo, si el multiplicador económico es 3, una unidad de gasto público adicional se convierte en 3 unidades adicionales de ingreso agregado. Bien, pues de los experimentos mencionados, los dos últimos han mostrado aumentos sustanciales del multiplicador económico del gasto público local. En Barcelona se pasó de un multiplicador económico previo de 1,91 a un multiplicador del 2,95 en un año aproximadamente (2018-2019). En Santa Coloma, después de 3 años de funcionamiento, el multiplicador aumentó hasta 11,6.
En definitiva, el gasto público en moneda local programable fomenta el consumo en contra del ahorro con inmediatez, localiza ese consumo en la economía de proximidad, incrementa el impacto en el ingreso agregado de la zona y constituye una medida de equidad social y económica.