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Mujeres y tecnología

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Enero 2020 / 76

Estamos ante la tercera revolución industrial, en la que todas las empresas necesitan digitalizarse y adaptarse a las nuevas necesidades.

El sector tecnológico crece cinco veces más rápido que cualquier otra industria y se prevé un incremento mayor en un futuro cercano y continuo. Según datos del Informe sobre Situación del Sector Tecnológico Europeo, las inversiones tecnológicas en Europa en 2018 fueron de 23.000 millones de dólares, el 21% más que en 2017 y con previsión de crecimiento en los próximos años. Nos encontramos ante la que muchos llaman la revolución digital, la tercera revolución industrial, en la que cualquier sector, cualquier empresa, necesita digitalizarse y adaptarse a las nuevas sociedades, a los nuevos canales de comunicación, a los nuevos hábitos de consumo, donde todo lo digital adquiere una presencia y una relevancia fundamental.

Se habla de manera constante de la transformación digital como una obligación para cualquier empresa y organización del siglo XXI, una transformación digital que cambia la manera de hacer las cosas, que afecta a las personas, a la cultura de la compañía, al negocio y a la experiencia del mismo cliente.

 

TALENTO DIGITAL 

Cualquier sector productivo tiene su componente digital, lo que convierte al sector tecnológico en un sector de pleno crecimiento, lo que nos lleva a uno de los principales retos para los que formamos parte de él… el talento digital. En el último año la demanda de perfiles digitales ha aumentado cerca del 40%, mientras que la oferta de perfiles digitales disponibles solo se ha incremento un 7,6%. De ahí que haya un gran número de iniciativas orientadas a la generación de las llamadas vocaciones STEM (Science, Technology, Engineering y Mathematics) para conseguir que las nuevas generaciones seleccionen este sector como su opción de futuro.

Pero el sector tecnológico tiene un reto aún mayor, y es su diversidad. Si analizamos cifras sobre la presencia de la mujer en el sector nos damos cuenta de que el sector tecnológico, un sector que, como hemos comentado, es tractor de la economía y riqueza de un país, se encuentra totalmente masculinizado.

Actualmente en España el 54% de los estudiantes universitarios son mujeres, en estudios de ingeniería bajamos al 24% y si analizamos únicamente informática/tecnología, el porcentaje de presencia femenina baja al 12%, cifras por debajo de la media europea, que se sitúan en un 20%.

Si vamos al mundo laboral tenemos un mismo reflejo de este ecosistema donde solo el 15,6% de los puestos tecnológicos esta ocupados por mujeres. Si nos centramos en los órganos de dirección de las compañías, la cifra es todavía menor, al igual que ocurre en otros sectores en los que el techo de cristal es una realidad contrastada.

 

IMPACTO ECONÓMICO

Según publica la Comisión Europea en su informe Women in the Digital Age 2018, la participación de la mujer en el mercado digital al mismo nivel que el hombre podría generar un incremento anual del PIB de 16.000 millones de euros para la economía europea. Además del impacto económico de esta desigualdad, los estudios demuestran que los equipos con mayores niveles de diversidad son más innovadores y las empresas con alta presencia femenina son más competitivas y resistentes a las crisis económicas. 

El sector digital está totalmente masculinizado

Entonces… si esto es así… ¿Por qué la mujer no está en el sector tecnológico? ¿Y tampoco está optando a los estudios que de una forma evolutiva la posicionarían en él? Yo destacaría tres motivos principales que están muy relacionados entre ellos. En primer lugar, los estereotipos históricos y prejuicios culturales establecidos sobre el mundo tecnológico, donde aparentemente se cree que es un sector por y para los hombres, un sector cerrado y distante de la sociedad, argumento que no es cierto, pero que seguimos a día de hoy escuchando y que nos lleva al siguiente motivo: la falta de referentes femeninos. Si tuviésemos referentes cercanos, mujeres tecnológicas visibles, comunicativas que cuenten su historia, su realidad, la realidad del sector, que inspiren a las nuevas generaciones y las motiven para seguir sus pasos, estoy totalmente convencida de que habría muchas más estudiantes que en primaria y en secundaria querrían estudiar tecnología. Porque visualizarían el sector como un sector trasformador y generador de valor en una sociedad que necesita transformarse y hacerse cada vez más sostenible y donde la tecnología tiene un papel fundamental. Y esto nos lleva al tercer motivo: las mujeres se sienten atraídas por las iniciativas y propuestas que generen valor social, y debido a los estereotipos establecidos no visualizan que todo lo digital es palanca de cambio y valor social. Desde la tecnología podemos inferir en los mercados y aportar cambios, modelos disruptivos que mejoren la productividad, la sostenibilidad y el servicio aplicado desde otros sectores como la salud, la educación y los servicios sociales, por poner algunos ejemplos.

 

EVANGELIZAR

Por tanto, os animo, a todas las mujeres STEM, a todos los que conozcáis y tengáis cerca mujeres STEM, apasionadas de la tecnología, a dar un paso adelante, a visibilizaros y a participar activamente para romper estereotipos obsoletos, y reeducar y evangelizar a las nuevas generaciones, explicándoles lo que es y representa el sector tecnológico en la sociedad, para que la presencia de la mujer en el mundo tecnológico sea una realidad. Porque todos, mujeres y hombres, necesitamos diversidad de visión, acción y pensamiento. Solo así generaremos riqueza y avanzaremos para hacer de este un mundo mejor.