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Ucrania, nuevos desafíos para la seguridad nuclear global

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Noviembre 2022 / 107

Ilustración
Elisa Biete Josa

Los estándares del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) carecen de cualquier guía o recomendación para contextos bélicos.

 

Las primeras acciones bélicas en Ucrania afectaron a la zona de exclusión de la central nuclear accidentada de Chernóbil y a los centros de investigación nuclear KINR, en Kiev, y NSC-KIPT, en Járkiv, que sufrieron explosiones. La carta abierta del 16 de marzo de Nikolai Steinberg —ingeniero jefe de Chernóbil tras aquel desastre— ya reclamó al director general de la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, que enviara inspectores a dichas instalaciones. La OIEA, que está bajo mandato de Naciones Unidas, es la referencia internacional sobre estándares de seguridad y guías para todas las actividades nucleares civiles. Por tanto, es la única organización internacional que coordina el apoyo y la asistencia nuclear exterior a Ucrania.
No es la primera vez que se lanzan operaciones militares sobre instalaciones nucleares. En el pasado, afectó al reactor nuclear de investigación iraquí Osirak —destruido por F-16 israelíes en 1981— y a dos reactores en construcción de la central nuclear iraní de Bushehr —bombardeados por cazas iraquíes en 1987—. Las acciones militares en 1991 en el emplazamiento de la central nuclear eslovena de Krško propiciaron evaluaciones que podían servir para generar directrices de seguridad en escenarios bélicos. Pero nada de ello se tradujo en un desarrollo de guías de la OIEA sobre condiciones de seguridad y preparación de emergencias bajo escenarios de guerra.

Debe mantenerse el paradigma de que las instalaciones nucleares no se conviertan en objetivos militares

 
El mayor riesgo actual es la central nuclear de Zaporiyia, intervenida militarmente, operada por equipos ucranianos y propiedad rusa por decreto desde el pasado 5 de octubre. Se bombardearon equipos no nucleares y líneas eléctricas, persisten explosiones de minas y su emplazamiento tiene munición almacenada. La OIEA pudo llegar el 1 de septiembre a Zaporiyia con siete pilares generales de seguridad nuclear esbozados para evaluar riesgos en un contexto bélico y concluyó que todos ellos estaban comprometidos. Aunque los seis reactores de diseño ruso VVER-1000 estaban fuera de servicio en estado de parada fría, la organización recomendó acciones específicas y el establecimiento urgente de una zona de protección de seguridad sin equipos militares en torno a la central, ya ocupada por tropas rusas.
Tras el accidente nuclear de Fukushima en 2011, todas las centrales nucleares de la Unión Europea realizaron pruebas de resistencia o estrés nuclear encaminadas a reforzar, si cabe, sus sistemas de seguridad frente a sucesos externos de magnitud muy extrema. Esas pruebas también se realizaron en las centrales ucranianas y fueron implementadas mejoras, lo que no exime de la urgencia de realizar en Zaporiyia las acciones recomendadas por el OIEA. 
 
El 27% de la producción eléctrica
Las especulaciones sobre las consecuencias de un accidente a partir del nivel 4 en la escala INES (daño en reactores o emisión de productos radiactivos) son objeto de controversia política. En el estado actual de los reactores, un accidente tipo Chernóbil no puede ocurrir por razones físicas y tecnológicas, pero si partes esenciales de la central se vieran afectadas por explosiones, habría riesgo de no poder asegurar la refrigeración de los reactores y del combustible gastado. Zaporiyia producía el 27% de la electricidad ucraniana y es crucial para el suministro eléctrico de Crimea y el Donbass, pero con su disputa bélica no se puede excluir un sabotaje o accidente serio. Y emisiones radiactivas de impacto transfronterizo escalarían enormemente la dimensión de la guerra.
Entre los días 8 y 17 de octubre, la única línea exterior de alta tensión operativa de las cuatro anteriores al conflicto quedó tres veces fuera de servicio por causa de bombardeos: uno directo y dos sobre subestaciones de la red eléctrica, cada vez más inestable. Con una planta térmica de respaldo temporalmente afectada, las funciones de seguridad de Zaporiyia dependieron  exclusivamente de sus generadores diésel alternativos durante dos períodos, con una clara pérdida de márgenes de seguridad. La central necesita ser protegida y es prioritario mantener el paradigma de que las instalaciones nucleares no devengan objetivos militares.
A pesar de la profesionalidad de los operarios en condiciones muy complicadas, esa situación es insostenible a medio plazo. Algunos técnicos de la central están abandonando con sus familias la ciudad de Energodar, con problemas de abastecimiento y suministro de electricidad y agua, lo que afecta a la calefacción y a la preservación de alimentos y medicinas. Con la apropiación rusa de la central, los nuevos directores son rusos, los operarios deben firmar contratos con la estatal rusa Rosatom para mantener sus puestos en contra de las instrucciones de la operadora ucraniana Energoatom y la operadora rusa Rosenergoatom prepara una nueva estructura operativa, también con personal ruso. Estas incertidumbres acentúan la fragilidad de la central, dificultan los trabajos de mantenimiento e impactan negativamente en su seguridad.
 
Nobel de la Paz con margen limitado
Tras las inspecciones del OIEA sobre inexistentes armas de destrucción masiva en Iraq, el Premio Nobel de la Paz fue otorgado en 2005 al OIEA por “su continuo trabajo por un mundo más seguro y pacífico”. Sus programas de salvaguardias contra la proliferación nuclear son muy reconocidos. Destaca su apoyo técnico al acuerdo nuclear JCPOA de Irán con Alemania, la Unión Europea más las cinco potencias nucleares (China, EE UU, Francia, Reino Unido y Rusia), así como su seguimiento del desarrollo armamentista de Corea del Norte. Sin embargo, la acción del OIEA negociando entre Moscú y Kiev está muy limitada.
La resolución votada el 29 de septiembre, en la Conferencia General del OIEA, concernía al riesgo de combates en centrales ucranianas incluyendo Zaporiyia, lo que no fue aceptado por Rusia al considerarla ya en provincia rusa. El resultado de la votación, con la delegación rusa ausentada, fue políticamente endeble:  dos tercios de los países mantuvieron Zaporiyia en la resolución y el resto se abstuvo. En ese marco, no se puede aspirar a avanzar sobre potenciales guías del OIEA en escenarios bélicos basadas probablemente en los pilares generales referidos, si bien esas guías también facilitarían que aquellos países con organismos reguladores nucleares adecuasen sus estándares nacionales. Tampoco un impulso de esas guías sería un proceso evidente ni natural, pues los estándares de seguridad del OIEA solo son aplicables a instalaciones civiles diferenciadas de las actividades militares.