Así, yo también juego
El capitalismo, según Florentino Pérez: socializar pérdidas, privatizar ganancias. Este podría ser el título del análisis del proceder en algunos de sus negocios del eminente empresario y conocido futbolero. El liberalismo que se le supone a todo capitalista que se precie se deja a un lado y, sin rubor, cuando las cosas se tuercen, se recurre a la cláusula colocada ad hoc para que el denostado papá Estado asuma las pérdidas y, en algunos casos, además, indemnice por el lucro cesante.
Que las pérdidas vayan a cargo de todos y las ganancias, a las de una exigua e influyente élite es el desiderátum de cualquier empresario que se precie en este país. Y hay algunos que este deseo lo convierten en realidad con facilidad y contumaz persistencia. ¿Tendrán algo que ver las puertas giratorias del palco del Bernabéu, que tan bien conocen los gobernantes del PP?
Pérez ya ha cobrado del Estado 1.350 millones de euros por el fiasco del almacén submarino de gas construido en un viejo pozo petrolífero frente a la costa en el límite de Castellón y Tarragona. Más de 500 terremotos de baja intensidad sacudieron la zona cuando se procedió a inyectar gas al antiguo pozo. La presión popular logró paralizar el proyecto y el Estado indemnizó a la empresa de Pérez con 1.350 millones de euros. Como el Estado somos todos, serán los 7,4 millones de usuarios de gas natural los que están viendo incrementada su factura en 182 euros anuales, y ello durante 30 años, para que la empresa de Florentino, Escal UGS, pueda resarcirse de una inversión fallida porque sus estudios sísmicos negaban la posibilidad de terremotos en la zona. Se apoyó en una leonina cláusula de responsabilidad patrimonial del Estado. Ésta garantiza una indemnización equivalente al total de las instalaciones, “incluso en el caso de dolo o negligencia de la empresa adjudicataria”. El no va más: se primaba la mala gestión y el engaño.
Pero hay más. Florentino y sus socios franceses piden 450 millones por la quiebra de la empresa TP Ferro, concesionaria del túnel de alta velocidad bajo los Pirineos. No se han cumplido las previsiones de tráfico de tráfico de trenes y de nuevo el recurso a la cláusula salvadora.
La más reciente: el rescate de las ruinosas autopistas radiales de Madrid. En dos de ellas y en la circunvalación de Alicante tiene intereses el presidente del Real Madrid. El monumental fracaso del proyecto de José María Aznar —en su megalomanía quiso que Madrid se pareciera a París, que tiene once vías rápidas de acceso— costará un pastizal, que se suma al fabuloso rescate de la banca, que pagará el españolito de a pie. Las explotadoras, entre ellas las empresas de Florentino Pérez, piden al Estado una indemnización de 8.000 millones de euros a repartir.
Así, con cartas marcadas, yo también juego.
Ignacio Foncillas (Salamanca)