Ganarse el pan todos los días
Me llamaron mucho la atención las declaraciones de hace unos días del jefe de los empresarios, Joan Rosell, sobre los cambios en el empleo. Leí que dijo que el trabajo “fijo, seguro” es un concepto “del siglo XIX”, y enseguida pensé en el mundo de Charles Dickens, deprimido y marcado de por vida por su experiencia en una fábrica de tintes.
No sé si ese es el concepto al que se refería este señor, o si simplemente quería decir que los contratos indefinidos le suenan a algo antiguo, más bien de la segunda mitad del siglo pasado. No sé qué tiene de moderno un trajín de personas que van ocupando temporalmente un puesto en el que suele llevar un tiempo de aterrizaje y aprendizaje y en el que es más difícil tener a un empleado identificado con la empresa. Las compañías que tienen un nivel de rotación muy elevado acaban pagando un precio por ello. Además, con lo barato y fácil que se ha vuelto despedir a alguien en estos tiempos de reformas laborales...
Con lo moderno que suena contratar por proyectos (¿no es el contrato por obra de toda la vida?) para tener gastos flexibles, gente sólo cuando la necesitas, empleados de quita y pon, cuanto más baratos, mejor. Veo también que por Internet es posible exhibir currículum como quien posa en un escaparate. Mis hijos me han hablado de la posibilidad de ofrecerse como free-lance para un montón de trabajos a través de páginas web donde puede participar cualquiera. Antes, lo más de lo más era poder trabajar a distancia, desde tu casa, gracias a los ordenadores y los móviles. Hoy, trabajamos casi siempre, y parece que el súmmum es no ocupar siempre la misma mesa. La mesa no es tuya, lo que me lleva a otra de las frases de Rosell, la que de verdad me enfadó (la primera, lo confieso, me asustó). Fue cuando comentó que, en el futuro, el trabajo “habrá que ganárselo todos los días”.
Yo pensaba que si tienes un empleo fijo no significa que no pegues golpe, y creía también que el sueldo no es un regalito del jefe, sino que te lo ganas. Yo, al menos, tengo la sensación de habérmelo ganado. No sé si los políticos pueden decir lo mismo, visto el espectáculo.
Sólo quería dejar constancia de mi consternación.
E. Parera