Inversión de impacto
El auge del crowdfunding, protagonista del número del pasado septiembre de Alternativas Económicas, es significativo por como mínimo dos motivos. En primer lugar, demuestra que es posible poner en práctica mecanismos de financiación alternativos a los de las instituciones financieras convencionales. Pero muestra a la vez que hay dinero, más del que en principio podría esperarse, dispuesto a financiar proyectos que conecten con los valores o el interés de la gente.
La denominada inversión de impacto, emergente en países como los EEUU y el Reino Unido, pero ausente o escondida en España es otra alternativa financiera (una nueva asset class, en la jerga del sector) a la que convendría prestar atención. El objetivo de la inversión de impacto es atraer fondos a proyectos que combinen el objetivo de impacto social con el de una cierta rentabilidad para los inversores, normalmente menor y a plazo más largo que en otros tipos de inversión. En los EEUU, donde hay una mayor tradición de filantropía, la inversión de impacto emerge como una alternativa a las donaciones a fondo perdido. En el Reino Unido, donde hay una mayor tradición de innovación social, la inversión de impacto emerge en mayor medida como un mecanismo de colaboración público-privada. El hecho de que las inversiones con impacto social sean uno de los objetivos de los fondos de la National Lottery ha sido allí un catalizador importante.
En un momento en que conviene reconsiderar el entramado tanto de las finanzas públicas como del sector financiero, una reflexión, a la que esta revista podría contribuir, acerca de la promoción de la inversión de impacto en España sería estimulante. Pensemos, entre muchos otros posibles, en el objetivo de promover, entre ciudadanos, promotores y financiadores, la oferta y demanda de vivienda en alquiler. Para, por ejemplo, comprar apartamentos turísticos para dedicarlos a vivienda asequible. Objetivos que el crowdfunding, con todo su potencial, no puede abordar.
Ricard Ruiz de Querol, Barcelona