Lo que más vale es la vida
Se dice mucho que en este sistema neoliberal la política no es nada, solo un apéndice de la economía, que es la que realmente decide. ¿Cómo explicar, entonces, la marcha atrás de Boris Johnson y Donald Trump en su decisión de favorecer la economía frente a la salud? La vida de los ciudadanos occidentales es la más preciada del mundo y, probablemente, de la historia de la humanidad. Nunca una vida había sido tan valiosa. Por eso la batalla entre economía y vidas humanas está perdida para la primera: ningún dirigente político puede sobrevivir a la muerte de los ciudadanos que le votan. Cuando se empieza a hablar de muertos en las noticias, no hay dato del PIB que tranquilice a la población. La vida humana en una democracia, siempre que seas ciudadano y no inmigrante, es sagrada. El liberalismo se suele asociar con la palabra libertad -Albert Rivera, en su profundidad habitual, siempre insiste: “sí, soy liberal, me gusta la libertad”. Pero tiene mucho más que ver con el individuo que con la libertad, porque esta se entiende a nivel individual. El problema es cuando la alternativa al individualismo es el linchamiento de balcón, el control de los ciudadanos made in China, el autoritarismo con uniforme o el nacionalismo más rancio. Tenemos una oportunidad histórica de construir un colectivismo que palie algunas de los grandes lastres que arrastramos: soledad, insolidaridad, injusticia... Pero no a cualquier precio ni de cualquier manera.
Pablo Hidalgo Cobo