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Pensiones: el poder adquisitivo no está garantizado

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Enero 2022 / 98

El 2 de diciembre el Congreso de los Diputados  aprobó el Proyecto de Ley de garantía del poder adquisitivo de las pensiones y de otras medidas de refuerzo de la sostenibilidad financiera y social del sistema público de pensiones. 

En él se dice que las pensiones contributivas de la Seguridad Social "mantendrán su poder adquisitivo”, por lo que “se revalorizarán al comienzo de cada año en el porcentaje equivalente al valor medio de las tasas de variación interanual expresadas en tanto por ciento del índice de precios al consumo de los 12 meses previos a diciembre del año anterior” (salvo si tal valor medio es negativo, en cuyo caso el importe de las pensiones no se modificará).

Sin duda, estamos ante una gran mejora en relación con la reforma del PP, que garantizaba un irrisorio aumento del 0,25% y, así, una casi segura pérdida anual de poder adquisitivo.

Pero es evidente que una revalorización basada exclusivamente, cada año, en la evolución del IPC en los 12 meses previos a diciembre del año anterior no puede garantizar el poder adquisitivo de las pensiones, pues este depende de la evolución posterior de los precios, que no se tiene en cuenta en absoluto, ni ex ante, como previsión, ni ex post, por lo cual, con este sistema, el poder adquisitivo de las pensiones en un año dado tanto puede ser menor como igual o mayor que en el año anterior. Así pues, el título del proyecto de ley (“de garantía del poder adquisitivo de las pensiones”) no está en consonancia con su contenido, que no garantiza dicho poder. Algunos periodistas y portavoces, conscientes de ello, se limitan a decir que con el nuevo sistema la revalorización de las pensiones tiene en cuenta la evolución del IPC y evitan, en honor a la verdad, la mención al mantenimiento del poder adquisitivo.

La nueva ley supone una mejora, pero incompleta

Para comparar los poderes adquisitivos en dos años consecutivos hay que tener en cuenta que el poder adquisitivo de una paga es proporcional a su importe e inversamente proporcional al IPC del momento en que se percibe. Excepcionalmente, para 2021 se ha de considerar que con la paga de enero de 2022 cada pensionista cobrará una paguilla, a causa de la diferencia entre la revalorización de 2021 y la evolución del IPC entre los meses de noviembre de 2021 y 2022.

Con una tasa mensual constante y positiva de incremento del IPC, el sistema mantendría exactamente el poder adquisitivo de las pensiones, ya que, en este supuesto, la media de la tasa interanual es igual al aumento del IPC en un año y, además, los incrementos relativos del IPC son iguales, mes a mes, en los dos años consecutivos.

Pero no será así en el paso de 2021 a 2022. No hacen falta muchos cálculos para ver que, si los precios de consumo en 2021 suben más del 5% y la revalorización de las pensiones es del 2,5%, la pérdida de poder adquisitivo está asegurada, salvo que se dé una muy poco probable bajada significativa de los precios en el curso de 2022.  Con los datos provisionales de noviembre y suponiendo un aumento del IPC en diciembre igual al del mes anterior, incluso en el caso de que los precios no se modificaran a lo largo de todo 2022, la pérdida de poder adquisitivo sería del 2,1%. Y si, por ejemplo, hubiera un incremento constante del 0,2 mensual (mucho menor que el de los últimos meses), la pérdida ascendería al 3,4%.

Y esto es lo que hay. Las cosas tal como son.

Albert Corominas 08/12/2021