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Reino Unido y la privatización del agua

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Octubre 2013 / 7

Hace poco, un amigo en España me enseñó un ejemplar de vuestra excelente revista y me interesó mucho vuestro artículo sobre la privatización del agua. 

La situación en Reino Unido es incluso peor y sirve de advertencia ante lo que puede suceder.

Las aguas regionales británicas están en manos de empresas privadas que cotizan en Bolsa. Muchas son grandes conglomerados extranjeros con inversiones que nada tienen que ver con el agua.

La más grande, Thames Water, que suministra al Gran Londres y sus alrededores, pertenece al grupo bancario australiano Macquarie, a China Investment Cooperation y a  Abu Dhabi Investment Authority. 

La Thames Water era en el pasado la empresa pública Thames Water Authority, creada en 1973 por una docena de empresas regionales del agua cuyos orígenes nos llevan a los grandes logros sanitarios de los ingenieros victorianos.

La Thames Water fue completamente privatizada en 1989 por Margaret Thatcher, junto a todas las demás juntas regionales, y empezó a cotizar en Bolsa. En 2001, la compró la empresa de servicios públicos alemana RWE, que a su vez la vendió a la Macquarie en 2006.

Estas compañías no solo se mueven por el beneficio, en lugar de por un servicio público, sino que operan con técnicas de elusión fiscal.

En junio de este año se descubrió que la Thames Water –cuyas complejas estructuras tienen la base  en Islas Caimán– no había pagado ningún impuesto pese a acumular 145 millones de libras de beneficios el año pasado. Nueve de las compañías británicas del agua (siete de las cuales son propiedad de empresas extranjeras) utilizaron las lagunas fiscales para evitar pagar 10 millones de libras en impuestos desde 2010. Las revelaciones provocaron protestas públicas y la condena en el Parlamento por un diputado conservador.

Hay una presión cada vez mayor entre la gente, que se enfrenta todos los años al incremento del precio del agua, para  recuperar el control público. La presión se ha reforzado más aún al trascender que la Southern Water, con 300 millones de libras de beneficios, fue multada con unas míseras 200.000 libras por el bombeo de aguas residuales en el mar en la localidad turística de Margate.

Deseo a vuestra publicación todos los éxitos posibles. La combinación de claras explicaciones con una mirada crítica y positiva es de apreciar en estos tiempos depresivos.

Calurosos saludos.

Elizabeth Nash (ex corresponsal de The Independent en Madrid) .