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Junio 2015 / 3

Defender el respeto a los derechos humanos, asegurar cuidados humanitarios en zonas de conflicto o allí donde se requieran, garantizar compañía a personas mayores abandonadas a su soledad, batallar por un mejor futuro para los niños, contribuir a proteger el medio ambiente, ayudar al desarrollo de países con menos recursos... Tradicionalmente, las organizaciones no gubernamentales (ONG), las asociaciones de voluntarios y numerosas fundaciones temáticas han dirigido la necesidad del ser humano de trascenderse a sí mismo y volcarse en el sostenimiento de su entorno, ya se trate de su zona de influencia más cercana o a escala internacional.

Cada organización con su propio estilo —ya sea a través de campañas espectaculares de impacto
mediático seguro o mediante una silenciosa pero persistente actuación de hormiguita en el territorio
más cercano—, potencian el espíritu crítico, conciencian de la responsabilidad personal y colectiva
y activa nuestra dimensión solidaria.

 

CAUSAS A GOLPE DE CLIC

Internet y las plataformas sociales han permitido difundir el alcance de los problemas, multiplicar
los modos de implicarse a la hora de resolverlos y conseguir movilizaciones masivas. Igual que hablamos de la economía colaborativa, podemos hablar también de acción social colaborativa.
Una de las diferencias sustanciales que aportan es la posibilidad de bajar de las grandes causas
generales o difusas a la exigencia de una petición precisa, con resultados medibles. La recogida de firmas es un remedio antiguo. Ahora, las firmas son correos electrónicos. A golpe de clic es más
fácil informar y canalizar apoyos masivos, aunque al mismo tiempo entraña peligros sobre el tipo de
campañas que pueden acabar recabando apoyos —depende de la capacidad de control, justo
cuando hablamos de pulsar libremente la opinión pública mundial— y plantea interrogantes sobre
el grado de implicación real que supone contestar un correo electrónico.

La acción colaborativa moviliza a grandes masas en favor de causas cada vez más concretas

Algunas iniciativas a mil manos que se abren paso buscan democratizar la tecnología

La acción colaborativa está permitiendo igualmente sostener nuevos medios de comunicación que aspiran a informar con calidad e independencia de grandes grupos económicos y políticos. Por otra parte, está promoviendo el consumo responsable y de proximidad mediante todo tipo de plataformas que ponen en contacto productores y consumidores. Genera asociaciones de voluntarios con facilidad y hasta construye con manos de todo el mundo sistemas operativos libres.