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9. Las empresas necesitan los ahorros de los hogares

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Octubre 2020 / 84

Cuando empiezas los estudios de economía, aprendes en seguida que mientras los hogares ahorran una parte de los ingresos, las empresas tienen necesidad de dinero para poder invertir. Las cantidades que las compañías gastan cada año son generalmente mayores que sus recursos financieros. Después de haber abonado los salarios y pagados los impuestos, tras repartir los dividendos, lo que queda les permite financiar sus proyectos de inversión, pero deben tomar prestado lo que falte de los bancos o los mercados financieros, que a su vez suelen vehicular los ahorros de los hogares.

Problema para los jóvenes estudiantes de hoy en día: el razonamiento se ha vuelto más complicado. ¡resulta que las empresas ahora tienen más ahorros que los hogares!
Una transformación está en marcha, desde al menos la década de 1990: los ahorros corporativos no dejan de aumentar, y en proporciones significativas.

Un estudio de 2017 (7) muestra que, dejando al margen los sectores agrícola-minero, transporte y servicios públicos (electricidad, gas, agua), todos los demás se han convertido en acreedores netos: las empresas prestan dinero al resto de la economía. El estudio refleja que este comportamiento de ahorro no está vinculado al tamaño o a la antigüedad de la empresa, aunque las multinacionales sí muestran una progresión de sus ahorros mucho mayor que el resto de compañías.

¿QUE EXPLICACIONES?

A nivel global, sin entrar en situaciones de contraste dentro de cada país, el aumento del ahorro empresarial se explica principalmente por un aumento de los beneficios, que es el resultado de un crecimiento salarial muy bajo y de una distribución de dividendos más estables. La disminución de los ingresos de los empleados explica en buena parte el cruce de curvas de ahorros: mientras que los de las empresas aumentan, los de los hogares se están derrumbando. Debido a la merma salarial, las familias reducen sus ahorros para intentar preservar su poder adquisitivo a la baja.

Otros factores explicativos también han contribuido a reforzar la tendencia: las empresas pagan menos impuestos porque el impuesto de sociedades, que grava los beneficios empresariales, ha ido disminuyendo en todos los países y, además, las fórmulas de optimización fiscal son cada vez más agresivas aprovechando las posibilidades de la globalización financiera. Y el precio de los bienes de capital también disminuye. Al final, todo ello contribuye a que aumenten los márgenes, lo que impulsa la capacidad de ahorro de las empresas.

En resumen: una parte creciente de la riqueza producida parte de las empresas mismas, lo que les permite ahorrar, en detrimento de los ingresos de los hogares y las familias. Atrapadas en el confinamiento generalizado, las empresas han tenido, sin embargo, necesidad de ayudas temporales procedentes de los Estados. Y no serán los asalariados los que se vayan a beneficiar de ellas.

(7). «The global rise of corporate saving». Peter Chen y otros. NBER Working Paper número 23133, marzo de 2017.