El prestamista de última instancia
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No se engañe: el término no se ha acuñado pensando en su abuela, que le quiere tanto y le salvó aquella vez en que estaba tan endeudado que podían desahuciarle. Y mucho menos en la Mafia, que le prestó dinero cuando nadie quería hacerlo, pero que a cambio le impone un interés prohibitivo del 100% mensual y le amenaza con cortarle la mano derecha si no paga un plazo. El (auténtico) prestamista en última instancia no tiene nada que ver con una sanguijuela. Presta sumas, que pueden ser colosales, con unas condiciones particularmente favorables. Está incluso dispuesto a pasar página si no se le devuelve el préstamo. ¿Se trata de un santo?
ILUSTRACIÓN: PERICO PASTOR En absoluto: es un banco central. Por fin encontramos una institución desinteresada, pensará usted, algo absolutamente excepcional en el mundo de las finanzas. Segundo error: el banco central es, por el contrario, muy interesado. Pero su interés es el mismo que el del obrero que se da cuenta de que si...
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