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Poder, desigualdad y oportunidades en la sociedad del siglo XXI

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Diciembre 2015 / 31

Compartir: La socióloga Monique Dagnaud y la cofundadora de OuiShare, Diana Filippova, debaten sobre lo que motiva a los actores de la economía colaborativa

Es tiempo de debate sobre la economía y, sobre todo, la nueva sociedad colaborativa que plantea el consumo y la producción compartidas. Sobre sus oportunidades y sus riesgos  conversan Diana Filippova, la cofundadora de la plataforma OuiShare, que promueve lo colaborativo, y la socióloga Monique Dagnaud.

¿La economía colaborativa es una economía de espera? ¿De espera hasta que vuelva el pleno empleo y acabe la crisis?

Monique Dagnaud: Este modelo puede ser una opción, o una obligación. La idea de una economía de la espera se refiere a ese período de posadolescencia que se alarga, en el que se continúa estudiando, se viaja para “encontrarse a uno mismo”. Se aplica a los jóvenes que pueden tomarse el tiempo necesario para elegir su futuro. Mucha gente activa en OuiShare, por ejemplo, puede optar por seguir o no una carrera profesional (avanzar, ganar cada vez más dinero). Esta opción —una opción de privilegiados— ya existía hace cuarenta años.

En Francia, el valor del diploma en el mercado del empleo dura mucho tiempo. Para mucha otra gente, joven y no tan joven, la economía colaborativa no es una economía de espera, sino una economía de salir adelante, el único modo de poder hacerlo. Entre los dos polos existen, naturalmente posturas intermedias y desplazamientos.

Finalmente, lo que mueve a participar en la economía colaborativa es dispar: algunos participan para edificar una sociedad más generosa; otros, para ganar dinero. 

Diana Filippova: Estoy de acuerdo con Monique Dagnaud sobre la heterogeneidad de la economía colaborativa. La visión del fenómeno en el seno de OuiShare ha evolucionado. Al comienzo, considerábamos la economía colaborativa como un movimiento global que obedecía a la misma lógica que la economía P2P* o la economía de la funcionalidad*. Hoy nos damos cuenta de que lo que la caracteriza es su dimensión postsalarial. Esta economía postsalarial, ¿será una economía de la precariedad o el valor creado por la multitud será captado por inversores? ¿Cuáles son los modelos que permitirán una distribución equitativa del valor creado y de la gobernanza como en el caso de las cooperativas?

“Puede ser una opción, o una obligación. Sobre todo para los jóvenes”

“La generación Z sabe que debe edificar su vida de modo proactivo”

Por lo que respecta a la espera, el éxito del concepto de economía colaborativa no es ajeno a las promesas de futuros radiantes que ha introducido. Si nos fijamos en OuiShare, la dicotomía entre los privilegiados y el resto me parece menos neta. Nosotros, con educación y una licenciatura, estábamos abocados a una carrera profesional estable. Pero los representantes de la generación Y [los nacidos entre 1983 y 1993] hemos sufrido una gran decepción. En lo que se refiere al mercado laboral, no queremos participar en un proyecto de sociedad en el que ya no nos reconocemos.

La situación de las generaciones anteriores, la  generación X y la de los baby-boomers, es diferente pues se han beneficiado de la inserción a través de un empleo aún funcional. Y la generación siguiente a la nuestra, la generación Z, la de los nativos digitales, tiene una aguda conciencia de la necesidad de edificar su vida de modo proactivo.

Pero la economía colaborativa también es portadora de desigualdades...

M.D. También crea, en efecto, desigualdades: esta economía es con mucha frecuencia un modo de valorizar mejor el capital. Para insertarse en ella, hay que poseer ese capital. Para alquilar un apartamento a través de Airbnb, hay que tener un apartamento; ello no impide tener una ética de compartir o valores ecológicos. El caso del coche es diferente, se trata de un bien mucho más extendido que puede aportar un complemento de ingresos para las capas populares.

D.F. La disminución del poder adquisitivo es uno de los factores clave de la economía colaborativa. Permite a los individuos beneficiarse de bienes y servicios a los que, si no, habrían tenido que renunciar: ir de vacaciones gracias a Airbnb o a Blablacar, dos empresas que han revolucionado la industria del turismo y de la movilidad. Pero dado que se basa en monetizar la propiedad privada,  se refuerzan las desigualdades de patrimonio.

 “Actualmente, la inversión en la economía colaborativa está muy ligada al hecho de que no se espera nada de los partidos políticos” MONIQUE DAGNAUD Socióloga FOTO: CEMS 

La auténtica cuestión es, sin embargo, los cambios que introduce en la organización del trabajo: si bien es cierto que las webs de jobbing o plataformas como Uber abren nuevas oportunidades de empleo, también lo es que alejan a una población, ya débil, de la protección social que ofrece el salariado, al menos en Francia. Aunque el reto de la reducción de las desigualdades va mucho más allá de la economía colaborativa.   

Tanto una como otra hablan de valores; nos hemos situado fuera del marco económico...

M.D. Querer vivir en un sistema emancipador, como expresan muchos actores, no es una aspiración nueva. Lo que cambia es que ya no pasa por los partidos políticos ni por la izquierda. Hoy, la inversión en la economía colaborativa está muy unida a que ya no se espera nada de los partidos políticos, a que ya no se da un lugar preferente a la política. Es una novedad. Se espera más de una dinámica de reciprocidad igualitaria y creadora que de unas instituciones en las que se delegarían poderes.

D.F. Acabamos de publicar el libro Sociedad colaborativa. El fin de las jerarquías (véase “Para saber más”). Lo que nos interesa de la economía colaborativa es el modo en que participa de un proyecto de sociedad. Actualmente, Silicon Valley es el mayor laboratorio político aunque no lo pretenda. Es allí donde se elaboran productos y servicios que revolucionan nuestra vida. El problema es que el poder sigue estando en manos de una generación y de unos partidos políticos que defienden intereses anclados en el siglo XX. Al contar con iniciativas que vienen de abajo, estamos quizá dejando a un lado una serie de luchas sociales necesarias. Nuestro libro sostiene la idea de que una sociedad colaborativa portadora de justicia social no podrá edificarse sin esas luchas. 

“Nos damos cuenta de que lo que   hoy caracteriza a la economía colaborativa es sobre todo su dimensión postsalarial”DIANA FILIPPOVA Cofundadora de OuiShare  FOTO: OUISHARE

Hoy, hay motivos para ser pesimista: a pesar de encuentros e incubadoras sobre la ecología, el emprendimiento o el cambio, la línea política es cada vez más conservadora. Las medidas de austeridad impuestas a Grecia o la ley de Información francesa son dos ejemplos de ello.
Tengo curiosidad por saber qué harán los próximos años los empresarios y los activistas: ¿Volver a las empresas clásicas o dar un giro radical lanzándose a la política en la línea de Pablo Iglesias?

La posición de los actores de la economía colaborativa respecto a la cosa pública, ¿no es contradictoria?

M.D. Observamos, en efecto, una desconfianza respecto a la cosa pública, pero los jóvenes con los que me he entrevistado viven casi siempre directa o indirectamente de ayudas de los poderes públicos: si son doctorandos, tienen becas; el Pôle Emploi, organismo público encargado del empleo en Francia, permite vivir durante dos años y financia la creación de empresas de inserción (Ancre)...

D.F. A pesar de su posición en ocasiones libertaria, la mayoría de los emprendedores de la economía colaborativa no son antiestatalistas. Pero no hay ningún proyecto político que les interpele ni que les anime a implicarse. En lo que respecta al dinero público, puede ser un gran soporte en un país aún generoso en ocasiones con las asociaciones, pero también puede ser un obstáculo:¿cómo proponer un proyecto económico o político realmente alternativo si se vive del Estado? A la larga, es un freno.

 

LÉXICO

Economía P2P: Economía que defiende el intercambio horizontal entre iguales en Internet.
Economía de la funcionalidad: Economía que defiende el uso frente a la propiedad, en la que se vende un servicio más que un producto (kilómetros de rueda de un coche frente a rueda de coche).

 

PARA SABER MÁS:

La société collaborative. La fin des hiérarchies, por  Diana Filippova (dir.). Rue de l’Echiquier, París, 2015
Web de OuiShare: http://ouishare.net/fr
GénérationY. Les jeunes et les réseaux sociaux, de la dérision à la sebversion, por Monique Dagnaud, Presses de Sciences-Po, 2011. 
Vivir más con menos, por Albert Cañigueral, Conecta, 2014