Una quimera... sin un cambio social radical
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Catedrático de Economía Aplicada (UAB)
La gran duda que, para el autor, plantea el decrecimiento es cómo garantizar la redistribución de la riqueza acumulada.
Un mendigo en Barcelona. FOTO: ANDREA BOSCH
El debate sobre la naturaleza del crecimiento económico y sus efectos adversos sobre el medio ambiente y el funcionamiento de la sociedad ha sido una constante desde el nacimiento del capitalismo. Su destructora creatividad, según Schumpeter, ha arrastrado al planeta. Incluso China lo ha adoptado como un atajo de mejora del nivel de vida de sus poblaciones. Las posiciones de quienes defienden el decrecimiento tienen flancos débiles, que proceden de la psicología individual y social y de la economía política, y que afectan tanto la posición de países avanzados como del resto del mundo.
En efecto, sus partidarios no dan solución al problema que, indirectamente, plantean: ¿cómo se redistribuye la renta?, porque en una sociedad en expansión es posible imaginar que...
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