Y políticas activas
Profesora de la UB y miembro de Europe G
Con una tasa de paro del 26%, la máxima preocupación de las autoridades españolas debería ser la aplicación de medidas para la creación de empleo. No es tarea fácil, puesto que la creación de puestos de trabajo depende de la recuperación sostenida de la actividad económica. Las medidas de estímulo por parte del sector público español están limitadas por la necesaria consolidación fiscal –aunque el ritmo al que ésta debe producirse es discutible− y la recuperación de la actividad privada está encorsetada por la restricción crediticia que impone el saneamiento de las entidades financieras. Ante estas dificultades, España debe aprovechar, pues, la aprobación de la ampliación de capital del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y los bonos para proyectos (project bonds) aprobados por el Consejo Europeo en junio de 2012 para presentar proyectos de inversión generadores de empleo. La realización de estos proyectos es, sin duda, condición necesaria pero no suficiente para empezar a absorber el volumen de desempleo existente.
El otro aspecto fundamental es facilitar el empleo de esta población en paro. Para ello es fundamental la mejora en el funcionamiento de las políticas activas, la gran olvidada en la última reforma laboral. En esta crisis se han destruido 3,5 millones de puestos de trabajo. De ellos, 1,6 millones corresponden al sector de la construcción cuya actividad difícilmente recuperará el dinamismo previo a la crisis. Por otro lado, el 55% de los desempleados lleva más de un año en esa situación. Si queremos que cuando la economía empiece a crear empleo estas personas puedan acceder a un puesto de trabajo, es imprescindible un plan de orientación y formación. Un plan que permita el reciclaje profesional acorde con los requerimientos del tejido productivo y una orientación profesional individualizada. El necesario aumento de los recursos para esas políticas –difícil ahora, aunque puede recurrirse a los recursos propios de los fondos europeos−, debe ir precedido de un diseño adecuado de la estrategia de formación y orientación para facilitar su reinserción laboral. Además, la percepción de las prestaciones por desempleo se debe acompañar de la participación en ese plan de formación y reciclaje.