Acabar con el rey avión
El movimiento Stay Grounded milita contra el transporte aéreo y a favor de un sistema de transporte justo. Entrevista con su coordinadora, Magdalena Heuwieser.
Un avión se dispone a aterrizar en el aeropuerto de Helsinki. FOTO: GETTY IMAGES
Stay Grounded, o "quédense en tierra" en castellano, ¿qué es?
Es una red internacional que lucha por poner en cuestión el lugar que ocupa el avión en nuestro sistema de transporte y que defiende un sistema de transporte que sea justo. Tendemos puentes entre los activistas del clima, las organizaciones no gubernamentales (ONG), las universidades y colectivos que batallan contra proyectos de grandes aeropuertos y en favor de alternativas como el tren.
Constituimos la red en 2016 en Viena, en el momento en el que terminaba la estrategia sobre cambio climático de la Organización de la Aviación Civil Internacional (OACI), agencia de las Naciones Unidas encargada del tema. Era la llamada resolución Corsia. En el mismo momento, en Viena, tenía lugar un proyecto de expansión del aeropuerto. Nos decían: "No servirá de nada, porque si no se hace aquí se construirá en Fráncfort". El objetivo de la red es organizarnos para que no se haga ni aquí ni en ninguna parte.
Hoy forman parte de nuestra plataforma 90 organizaciones miembros en todo el mundo. La aviación es un sector en pleno crecimiento. Tenemos controlados 1.200 proyectos de ampliación o de construcción de aeropuertos.
¿Qué medidas habría que adoptar, según ustedes?
Nuestro manifiesto propone 13 etapas para cambiar las cosas. Haría falta que la aviación civil internacional se incluyera en las negociaciones internacionales sobre el clima, las conferencias COP. Solo los vuelos nacionales, denominados domésticos, se tienen en cuenta en ellas.
Otra medida es gravar el queroseno de los vuelos internacionales. Ello implica un acuerdo por parte de los 192 países firmantes de la Convención de Chicago, que regula las reglas de juego del sector. Puede ser un proceso largo. En cambio, es posible actuar desde ya en lo que concierne a los vuelos domésticos. Finalmente, hay que aplicar el IVA sobre los vuelos internacionales que hoy están exentos de este impuesto.
“Coger un avión es una práctica reservada a los más ricos del planeta”
Denunciamos también el greenwashing (lavado de cara verde, cara a la galería) que existe alrededor de falsas soluciones como el mercado de comercio de carbono, que permite comprar derechos a contaminar pero que no disminuye las emisiones de gases de efecto invernadero, y los agrocarburantes. Estas falsas soluciones tienen, además, consecuencias en materia de apropiación de tierras y atentan contra la biodiversidad.
¿Cambiar las prácticas individuales sirve de algo?
¡Vale la pena planteárselo! Incluso si 200 personas dejaran de viajar en avión mañana, no cambiaría gran cosa. Pero es verdad que sumarse a la iniciativa de no tomar aviones contribuye sobre todo a generar resistencia. Dicho esto, una de las palancas para imponer medidas políticas es el cambio sociocultural: que no sea cool viajar en avión. Coger un avión es una práctica reservada a los habitantes más ricos de este planeta. Se estima que un 10% de la población mundial ha elegido el transporte aéreo alguna vez, pero ello tiene consecuencias para todos.
Hay múltiples formas de actuar: comprometerse con la lucha local, financiar colectivos favorables al tren, sumarse a Stay Grounded o implicarse en una organización medioambiental que tenga este tema como prioridad.
Históricamente, no ha sido el caso. Un estudio llevado a cabo en 2014 en Alemania indicaba que los electores del partido verde viajaban en avión más que el resto. Porque viajar en avión es una cuestión de clase. Del lado de las asociaciones, ocurre lo mismo. El WWF lo ha puesto en su agenda, pero PROMEUT el comercio de carbono, no va por el buen camino. En Greenpeace, salvo en Dinamarca, no hay ninguna campaña sobre el tema. Los Amigos de la Tierra tienen algunas asociaciones miembros de esta red, pero no de forma sistemática. Hay mucho camino por recorrer y necesitamos a todo el mundo.