Accede sin límites desde 55 €/año

Suscríbete  o  Inicia sesión

La verdad de la economía solidaria

Comparte
Pertenece a la revista
Noviembre 2018 / 64

Encuentro: La feria de economía solidaria reunió a 11.000 personas, 195 expositores y 70 actividades. Se trata de democratizar la economía de Barcelona.

Última edición de la feria de economía de la XES. FOTO: XARXA D’ECONOMIA SOLIDÀRIA

Las semanas de distancia transcurridas desde su celebración  nos permiten ver la VII Fira d’Economia Solidària de Catalunya (FESC) con  cierta perspectiva. Hemos  almacenado el material, secado la ropa, compartido sensaciones e ideas con las personas participantes... Y ahora  escribimos esta crónica aún con la resaca de meses de actividad frenética.

La FESC se ha convertido en el encuentro anual obligatorio de la economía social y solidaria en Cataluña. Es una cita que convierte, durante un fin de semana, el recinto de la Fabra i Coats, en el barrio barcelonés de Sant Andreu, en el epicentro de decenas de debates estratégicos para repensar el actual modelo económico. La feria es también el escaparate de centenares de organizaciones que muestran, orgullosas, todo el potencial transformador de la ESS y un catálogo en vivo y en directo de infinidad de alternativas de consumo que siguen demostrando que otra economía no solo es posible, sino que ya existe.

Pero si la economía solidaria ha sido noticia en los medios de comunicación convencionales durante las útimas semanas no ha sido, precisamente, por el éxito colectivo que supone organizar con recursos humanos y económicos limitados un evento de ciudad que reúne cada año a más de 11.000 personas. En absoluto. La misma semana de la FESC (¿casualidad u oportunidad?) el gobierno de Barcelona y varias organizaciones vinculadas al grupo cooperativo ECOS eran acusadas por un partido político (luego otros se subirían al carro) con informaciones descontextualizadas e imprecisas de una supuesta financiación si no ilegal al menos cuestionable. La noticia corría como la pólvora en redes sociales y se replicaba en medios de comunicación con un simple copia/pega. Así, la ESS se convertía, una vez más, en un arma arrojadiza en una disputa partidista y electoralista que tiene como fecha clave la convocatoria de comicios municipales de 2019. ¿Nuestra respuesta? La transparencia y la invitación abierta a conocer la ESS en su acontecimiento estrella: la FESC.

 

EXPOSITORES  Y DEBATES

Así que si alguien sentía curiosidad por saber quiénes son y qué hacen las organizaciones y cooperativas de la economía solidaria solo tenía que quitarse de encima la pereza de los días lluviosos, sacar el paraguas y pasarse por la feria a conocer algunas de las más de 195 organizaciones expositoras. O sentarse a escuchar y debatir en alguna de las más de 70 actividades, mesas redondas y debates que formaban parte del programa oficial y que giraban alrededor de la construcción de soberanías. O, aún más fácil, navegar por la web del Mercat Social (http://mercatsocial.xes.cat/ca/), donde anualmente estas iniciativas no solo publican su balance económico, sino también se autoevalúan según criterios medioambientales, de equidad de género, de impacto social, de diversidad cultural y de escala salarial, entre muchos otros indicadores. Pero ni los medios que se habían hecho eco de la noticia días antes aparecieron por allí ni los políticos que encabezaban la cruzada contra la economía solidaria asomaron la cabeza en todo el fin de semana. Y es que quizás saber la verdad no era lo más importante.

Que las administraciones municipales, comarcales y autonómicas apuesten por la economía solidaria no solo no debería suscitar críticas y suspicacias, sino que debería ser motivo de celebración. La ESS es un movimiento organizado, que ha sabido visibilizar las alternativas y potenciar una economía que, frente al capitalismo depredador, pone a las personas y sus necesidades en el centro. La FESC es en Cataluña el máximo exponente de esta articulación y práctica diaria. En esta edición, los núcleos territoriales de la Xarxa d’Economia Solidària tuvieron un papel destacado; hubo encuentros entre diferentes sectoriales como vivienda y tecnología; se confrontaron una veintena de nuevos proyectos que en breve aparecerán en el mapa de consumo responsable Pam a pam… Después de décadas de una política económica urbana basada en el modelo privado capitalista, solo puede parecernos una buena noticia que se avance en un modelo de contratación más pública y responsable, que favorezca la democratización de la economía de Barcelona.