Lupa verde para la recuperación económica
Los fondos europeos son una gran oportunidad de transformación, pero la sociedad civil deberá implicarse para asegurarlo. Greenpeace lanza un observatorio para fiscalizar el reparto y su impacto ecológico.
Nunca el medio ambiente había tenido tanto protagonismo en la política económica como en el momento actual. En Europa, la transición ecológica se ha convertido en la piedra angular para la recuperación de la crisis económica y social derivada de la covid-19.
Si bien la crisis sanitaria ha traído consigo una crisis socioeconómica devastadora, esta se ha unido a la ya existente crisis ecológica. Y si algo está claro es que todas tienen un origen común: el fracaso de un sistema que ignora los límites físicos del planeta y genera amplias desigualdades. La transformación de nuestra economía requiere cambios sistémicos y este enfoque ecológico y social es fundamental.
En este sentido, la Comisión Europea aprobó el pasado mes de junio el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia: España Puede por un valor de 69.500 millones de euros en ayudas directas, que se irán desembolsando hasta 2023. De estas, el 40% se dedicarán a la transición ecológica. Las numerosas reformas estructurales que acompañan al plan lo convierten en un auténtico proyecto de país para abordar la crisis económica y social derivada de la pandemia y transformar radicalmente nuestro modelo de desarrollo.
Oportunidad histórica
ONG, partidos políticos, fundaciones y centros de investigación están examinando con lupa el proyecto que podría cambiar el rumbo del país. Desde el mundo ecologista y, en especial, desde Greenpeace también hemos contribuido a estas valoraciones y hemos examinado el plan con nuestra particular lupa verde. El objetivo, las actuaciones, la urgencia y el momento de cambio propiciado por la pandemia nos hacen ver el plan como una oportunidad histórica para la transformación.
No todo vale; el gran reto está en entender que, además de una revolución tecnológica, tenemos que replantearnos, entre otras cuestiones, aspectos tan esenciales como cómo nos movemos, cómo consumimos y cómo generamos nuestra energía. Este cambio va más allá de sustituir unos combustibles por otros; requiere de una transformación más profunda que, por fin, ponga a las personas en el centro y tenga en cuenta la desigualdad socioeconómica y los límites del planeta.
Pedro Sánchez en una sesión de control al Gobierno. Foto: PSOE
De momento, nos surgen numerosas dudas, preguntas sin contestar e incertidumbres sobre el impacto real que tendrá el plan, debido, en parte, a los aspectos que no incluye, pero, sobre todo, porque está condicionado por su alta dependencia del desarrollo y ejecución de las inversiones, medidas y reformas. Desde Greenpeace, lo decimos claro: es imprescindible que la sociedad perciba sus beneficios. Ese es el primer paso para una verdadera recuperación económica verde y justa.
Vigilantes
Por ello, permaneceremos muy vigilantes de la ejecución del plan a través de La Lupa Verde —el observatorio que hemos creado para controlar y analizar el destino de las inversiones desde la mirada ecologista— para que esta lluvia de millones no financie proyectos que dañen el medio ambiente.
Es imprescindible que toda la sociedad perciba los beneficios
¿Cómo? Evitando la burbuja del hidrógeno (aunque sea verde), cambiando los patrones de movilidad, otorgando a las comunidades energéticas un papel más relevante en la transición energética, transformando el modelo agroalimentario y logrando unas ciudades más amables con las personas y el planeta.
Vigilaremos, además, a quién se adjudican los fondos. No pueden quedarse únicamente en manos de las grandes empresas: es vital que lleguen a pymes y micropymes (que constituyen el 98,8% del tejido productivo de nuestro país), empresas de economía social, sostenible y solidaria y personas autónomas cuya actividad contribuya a una recuperación justa, verde y equitativa, que corrija la brecha de género y el desequilibrio territorial.
La participación efectiva por parte de la sociedad civil en la toma de decisiones, la transparencia y la especial atención para que las políticas sociales no sean la moneda de cambio de la recuperación económica y el empleo cerrarán esta mirada de la Lupa Verde para una recuperación verde y justa. Es nuestra oportunidad para vivir en una sociedad mejor. Aprovechémosla.