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Un plan de choque con medidas innovadoras

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Noviembre 2020 / 85

Fotografía
Stefanía Scamardi para CKL Comunicaciones

Alternativas: Las monedas locales pueden ser una buena herramienta para afrontar la crisis porque multiplican el impacto del gasto público y refuerzan las comunidades.

Para superar la recesión económica desencadenada ante la emergencia sanitaria, urge la implementación de un plan de estímulo económico que multiplique el impacto del gasto público. Proponemos mirar hacia experiencias de éxito, como las transferencias directas a familias con instrumentos de pago que prioricen lo local, como fuente de inspiración para la implementación de medidas innovadoras de reactivación económica.

La recesión que está en camino va a producirse en un momento de alto endeudamiento público, encorsetado, además, en los límites presupuestarios implantados en los últimos años, lo que nos obliga a incrementar el impacto económico de cada euro de gasto público. Desde este mandato, las transferencias directas gastadas total o parcialmente a través de monedas locales pueden convertir un programa de ayudas en un programa de reactivación, al redirigir parte del flujo económico al comercio local. No debemos olvidar el papel clave de los ayuntamientos, las diputaciones provinciales y otras corporaciones locales, por ser las Administraciones más cercanas y las que tienen, por tanto, un mayor conocimiento de las necesidades de sus economías locales, y cuentan asimismo con herramientas más directas de protección a personas y grupos en riesgo de exclusión social.

En este contexto, las monedas locales son un instrumento de coproducción con un importante impacto en la construcción de políticas públicas. Son múltiples y diversos los ejemplos que avalan el efecto multiplicador de estas herramientas, como el caso de Corea del Sur, que lleva años canalizando su gasto público por esta vía, y que ha instaurado un programa para la reactivación poscovid 19 con 6.300 millones de euros en moneda local.

También hay experiencias similares en España, como el de la Ossetana, moneda pública local con impactos sociales y económicos probados, en funcionamiento desde 2012 en el municipio sevillano de San Juan de Aznalfarache. O el caso de la Grama, impulsada en Santa Coloma de Gramanet desde hace 4 años, desde de la que el Ayuntamiento canaliza el 95% de sus subvenciones, con un efecto multiplicador de 6,88 (según datos de 2018). 

Además, este sistema se sirve de dispositivos móviles, lo que ha permitido seguir apoyando al comercio local durante el periodo de confinamiento.

En estas iniciativas los ayuntamientos y entidades gestoras emiten y conceden los subsidios en moneda local, de modo que las personas beneficiarias adquieren sus bienes y servicios de primera necesidad en comercios locales adheridos al sistema. Estos comerciantes pueden convertir estos pagos en moneda convencional, aunque se promueven medidas para potenciar la recirculación entre comercios y servicios locales, multiplicando así el impacto en el ecosistema local. 

Ello facilita, asimismo, un proceso más rentable para la Administración, garantizando la trazabilidad del dinero público, al poder verificar la idoneidad del gasto de forma rápida y constante y, al mismo tiempo, simplificando el trabajo administrativo, ya que acorta el circuito en el tiempo al ahorrar pasos en el procedimiento entre la Administración y las personas que utilizan el servicio.

Coproducción

Este circuito viene avalado por la regulación financiera de la eurozona, que ha introducido en los últimos años figuras jurídicas que permiten un uso inteligente y programable del dinero de curso legal, como el dinero electrónico o los proveedores de servicios de pago. Esto permite crear un circuito monetario local con la participación de comercios locales y gestión independiente, lo que genera un aumento del ingreso agregado en la economía local, base para una externalidad positiva en dicho comercio.

Corea del Sur destina 6.300 millones a monedas locales

Las nuevas figuras jurídicas en la eurozona facilitan los programas

Este sistema, además, no solo promociona la economía local, incentivando la recirculación a través de beneficios para que los comerciantes autolimiten la salida de los fondos del circuito local, sino que permite la posibilidad de dirigirse exclusivamente a sectores concretos, por ejemplo bienes de primera necesidad, algo que no es posible con un pago de uso generalizado. No obstante, el circuito está conectado con el sistema de pagos convencional, por lo que el comercio receptor puede en cualquier momento y de manera automática convertir la moneda ciudadana en euros si así lo desea.

Por otro lado, en el actual contexto de pandemia, el uso de soportes tecnológicos de pago permite realizar transacciones sin contacto físico, evitando así contagios como la propia Autoridad Bancaria Europea recomendaba recientemente. Este sistema telemático se puede desplegar en remoto y de manera automática, tan solo es necesario un dispositivo móvil inteligente.

La crisis que se avecina se prevé mucho más grave que la de 2008, cuyas medidas fueron a todas luces ineficaces (si no contraproducentes para la gran mayoría de la población). Si queremos resultados diferentes debemos poner en práctica nuevos instrumentos, y las nuevas monedas sociales, en su combinación de legalidad, flexibilidad, tecnología y conexión con diferentes actores de la sociedad, se presentan como una herramienta necesaria y ágil para la aplicación de políticas públicas de impacto real.