El imperio opaco
Periodista y escritor
El Corte Inglés ha transitado sus 79 años de historia embozado en el ocultamiento. Nadie es más notorio y, a la vez, más desconocido. La designación de su nuevo presidente, Dimas Gimeno Álvarez, el cuarto en el orden sucesorio en la familia propietaria, fue comunicada con 31 palabras escuetas y lacónicas. Sin datos adicionales y sin declaraciones.
El mayor grupo empleador de España, el anunciante por antonomasia, el patrocinador de casi todo y el icono más representativo de la sociedad de consumo española, es un operador ignoto. Sus dirigentes son herméticos; sus interioridades, un arcano; sus accionistas no se muestran y su estilo corporativo se basa en el mutismo.
El secretismo envuelve a la compañía hasta velar pasajes y períodos fundamentales. El patriarca e iniciador, César Rodríguez González, fundador, primer presidente y máximo propietario de El Corte Inglés durante casi la mitad de los 79 años de vida del grupo, fue suprimido de la historia, salvo en menciones marginales e intrascendentes. César Rodríguez fue presidente y accionista dominante de la sociedad durante 31 años; su sobrino Ramón Areces lo fue durante 23; y su sobrino-nieto Isidoro Álvarez, durante 25.
Ahora acaba de llegar a la cúspide Dimas Gimeno Álvarez, bisnieto de una hermana de César Rodríguez y sobrino de Isidoro Álvarez. Tiene enormes desafíos por delante: la crisis económica y el aún débil pulso del consumo, decenas de miles de metros cuadrados de superficie de venta que precisan un enorme tráfico de público para sostener sus elevados costes fijos, un modelo de negocio intensivo en empleo, la excesiva dependencia de la economía española y la necesidad de atenuarla impulsando la diversificación internacional, en la que el grupo tiene poca experiencia; la creciente presión del factor precio en la decisión del consumidor, lo que ha obligado a la enseña a resituarse y a buscar un nuevo posicionamiento de marca que aún está en fase de definición; unos resultados débiles (en 2013 su beneficio antes de impuestos fue de 15 millones de euros, el 0,10% de la facturación, a causa de los elevados costes financieros) y la necesidad de afrontar una solución a largo plazo para el elevado endeudamiento del grupo tras su reciente refinanciación con la banca acreedora.
Gimeno llega en el momento más difícil y con menos recorrido que sus antecesores. Nadie había asumido tan joven la presidencia. César Rodríguez compró la antigua sastrería El Corte Inglés con 54 años y cuando ya era un reputado empresario y financiero en Cuba y titular de una gran fortuna. Areces asumió la presidencia con 61, tras 30 como director general, e Isidoro Álvarez accedió con 54 tras 34 como segundo ejecutivo. Gimeno se ha visto obligado a tomar el testigo con 38 años (cumplirá 39 en diciembre) y tras solo uno en la dirección general.
Gimeno se ha estrenado en el cargo manteniendo, al menos por ahora, el mismo esquema de poder unipersonal de su antecesor. Isidoro Álvarez fue el presidente que más poder concentró en la historia de la compañía. César Rodríguez contó con Ramón Areces como gerente y director general, y Areces, con Isidoro Álvarez. Pero este, nada más llegar a la presidencia, acabó con los binomios: suprimió la dirección general y luego también la vicepresidencia, aunque era solo honorífica. En el consejo que designó a Gimeno no hubo más nombramientos que el suyo.
Pero que repita el esquema de gobierno no significa que Gimeno vaya a poder gestionar igual que su tío. Isidoro Álvarez tenía en su poder (entre acciones propias y las de la Fundación Ramón Areces, también bajo su control) la mayoría absoluta del consejo y de la junta general de accionistas. Ahora el paquete accionarial de Álvarez pasará a su viuda y a las hijas de esta, que Isidoro adoptó como propias. En el consejo ha quedado sin cubrir una vacante, quizá esperando a la transmisión de esas acciones. De modo que Gimeno precisará el respaldo de sus primas. Esto no había ocurrido jamás. También es inédita la presencia en el consejo de un vocal (Manuel Pizarro) ajeno a la familia y al equipo directivo y, por tanto, no sometido a la jerarquía laboral ni a la disciplina dinástica. Las circunstancias externas también son diferentes y más complicadas que las que se encontraron los anteriores presidentes cuando llegaron a la cúpula del grupo.
Gimeno no podrá gestionar con el poder unipersonal de su tío
Isidoro Álvarez hizo lo que no había ocurrido en 54 años de historia
Si Gimeno va hacia otro modelo, como parece probable, no será un hecho insólito. Frente al mito muy extendido de que Isidoro Álvarez siguió fielmente las enseñanzas de su tío Ramón Areces, su presidencia introdujo cambios radicales en la organización. Con Álvarez, se hicieron cosas en El Corte Inglés que no habían pasado en los 54 años precedentes: venta y cierre de negocios, compra de tiendas a otros grupos, tomas de participación minoritaria en otras empresas, revisión y reformulación de formatos y modificación de marcas, diversificación horizontal frente al tradicional modelo en vertical, mestizaje de distintos conceptos de tienda, implantación en centros comerciales ajenos, generalización del alquiler de espacios (corners) a otros operadores, contratación de altos directivos procedentes de competidores y otras organizaciones, alianzas con otros grupos y una política de expansión financiada con préstamo bancario hasta sumar un endeudamiento de 5.000 millones de euros. Ahora Gimeno deberá evaluar todo esto y decidir su rumbo.