Accede sin límites desde 55 €/año

Suscríbete  o  Inicia sesión

Propuesta 28 // Aplicar peajes urbanos por congestión y contaminación

Comparte
Pertenece a la revista
Octubre 2019 / 7

La introducción de peajes es una de las medidas que pueden aplicarse en las ciudades para reducir el tráfico y la congestión, por una parte, y la contaminación, por la otra. Por ahora, ya los están aplicando algunas ciudades como Oslo, Estocolmo, Londres, Singapur y Milán, y, próximamente, Nueva York. Se trata de una tasa que funciona como barrera económica para que no accedan tantos vehículos al centro de las urbes.

Londres ha dado un paso más y aplica una doble tasa por ambos conceptos: a la tasa por congestión que aplican varias ciudades se le suma que grava ahora la contaminación del aire. Los conductores de coches, furgonetas y motos que superen determinados estándares de emisiones —en el caso de los turismos diésel, los de antes de 2015— deben pagar 12,50 libras (13,9 euros) para entrar en esa zona, el centro de la ciudad. En el caso de los camiones y autocares más contaminantes, el pago es de 100 libras. La cantidad de vehículos contaminantes que entró en el centro o la llamada zona de emisiones ultra bajas (ULEX, en sus siglas en inglés) se redujo de forma “significativa” ya durante el primer mes de aplicación —9.400 coches contaminantes menos en abril respecto de marzo, y 36.000 menos respecto de cuando se anunció la medida, en febrero de 2017—, según los primeros datos del Ayuntamiento de la capital británica. La ciudad impuso la medida porque estima que solo en ella el coste es de 3.700 millones de libras anuales (4.112 millones de euros) en enfermedades ligadas a la polución del aire, como el asma, los ataques al corazón y el cáncer, y que afectan en especial a los niños, y el alcalde Sadiq Khan habló de “emergencia de salud pública”. Según Transport for London, la medida afecta diariamente a 40.000 coches. Los grupos ecologistas piden que la medida se expanda, y la ven la demostración de que esperar que la ciudadanía responda individualmente por responsabilidad no funciona, sino que las medidas efectivas son las obligatorias.

Según Idencity, un peaje en Barcelona y Madrid lograría reducir la congestión de modo notable

Londres, Estocolmo, Singapur y Milán han implantado peajes de acceso al centro

En Nueva York, a partir de 2021, poder circular desde Central Park al Sur de Manhattan, su área más congestionada, costará 10 dólares (25 en el caso de las furgonetas). El objetivo es mejorar la contaminación y también recaudar para modernizar la red de metro y de trenes de cercanías. Nueva York llevaba décadas dándole vueltas a la idea de un peaje urbano electrónico, hasta ahora.

El pago se puede realizar empleando cámaras, con mecanismos tipo Vía T, que permitan diferenciar precios según los vehículos. 

Sobre la base de las experiencias de Londres, Milán, Gotemburgo y Estocolmo, un estudio de la consultora Idencity calculó que un peaje en Barcelona y en Madrid conseguiría reducir la congestión (del 31% al 20% en la primera y del 25,5% al 16,5% en la segunda). Además, el transporte público ganaría peso y se producirían menos accidentes.  Según el estudio, el impacto medioambiental sería notable, pues bajaría en un 11,46% la concentración de micropartículas, y en un 9,2% la de óxidos de nitrógeno (NOx). En las cuatro ciudades estudiadas (Londres antes del nuevo peaje, Milán, Goteburgo y Estocolmo) el peaje urbano redujo el uso del coche entre un 12% y un 34%. Por ahora, en España no se ha verbalizado la voluntad de hacerlo. Podría plantearse con subetiquetas de la Dirección General de Tráfico (DGT).

En su primer mes de implantación, las restricciones de Madrid Central —el acceso sin permiso al centro de la capital española se sigue multando por decisión judicial, pese a las intenciones de abolirlas por parte del nuevo Ayuntamiento de Madrid— supusieron una disminución de dióxido de nitrógeno (NO2) del 20% con relación al mismo mes (diciembre) respecto de la media de ese  mes en el periodo 2013-2016, según Ecologistas en Acción. Pero no se trata de un peaje urbano. En Barcelona, en 2020 se prohíbe a los vehículos sin distintivo de la DGT que entren en la ciudad.