Crónica secreta de la Constitución (40 años después) // La verdadera historia de la Constitución
DERECHO: Un relato de la negociación política y jurídica más importante de la transición.
Crónica secreta de la Constitución (40 años después) Soledad Gallego-Díaz y Bonifacio de la Cuadra, Tecnos, 2019 285 páginas. Precio: 15 € |
La reedición de la Crónica secreta de la Constitución 40 años después de su primera publicación es una prueba incontestable del valor de la Constitución española y de la calidad del libro, que justamente describe los entresijos de su elaboración. El texto de Soledad Gallego-Díaz y Bonifacio de la Cuadra, que bien puede considerarse un clásico, hoy recobra un valor especial al recordar la intensidad de las luchas políticas, presiones y resistencias en que se fraguó la ley de leyes que ha permitido más años de democracia de nuestra historia.
El catedrático de Derecho Constitucional, Diego López Garrido, señala en el prólogo: “el relato de la aventura constituyente es el relato de la inevitabilidad del pluralismo”. Y precisa: “los reformistas del régimen franquista y la oposición democrática –la más luchadora y la menos, la más nacionalista y la más centralista, la más izquierdista y la más conservadora– se necesitaban para hacer un edificio sin fisuras”.
El libro pone al descubierto las difíciles negociaciones para consensuar los asuntos más polémicos como fueron la introducción de la palabra “nacionalidades” y la envoltura necesaria que hubo que darle para que fuera digerible por los poderes fácticos, es decir, las Fuerzas Armadas. El texto definitivo deja constancia de “la indisoluble unidad de la nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas”.
El relato describe también que el dilema monarquía-república no fue objeto de un “debate real” en entre las principales fuerzas políticas, de la misma manera que el reconocimiento de la propiedad privada no fue prácticamente objetado por los grandes partidos.
El texto incluye una encuesta que permite conocer la composición social y personalidad de los diputados y senadores que aprobaron la Constitución. Así, resulta que las edades predominantes de los primeros parlamentarios posfranquistas oscilaron entre los 36 y 45 años. Más de la mitad pertenecían a la clase alta y media alta, el 16,6% eran hijos e obreros y más del 50% iban a misa. El 83% de los diputados y senadores habían cursado estudios universitarios. Es destacable que 80 parlamentarios habían sufrido las cárceles de Franco, entre los que figuraba Ramón Rubial, presidente del PSOE, que había cumplido más de 19 años de prisión.
Es extraordinariamente valioso el epílogo para esta edición de la magistrada del Tribunal Constitucional María Luisa Balaguer, por su reivindicación de la transición. “No fue la transición política un entreguismo de clase”, escribe Balaguer, “ni una jugada de cartas marcadas. Las personas de mi generación que estuvieron en la calle, convendrán conmigo en que esa transición derramó sangre que regó algunos de los artículos hoy en vigor, como el artículo 15 CE, que prohíbe la tortura, y el artículo 28 CE, que constitucionalizó el derecho a la libertad sindical, y el reconocimiento del derecho de huelga. De todo esto, prosigue la magistrada, “daba cuenta El País; lo saben quienes pertenecen a la generación de la transición política, en la que se encuadraban dos de sus mejores periodistas, Soledad Gallego-Díaz y Bonifacio de la Cuadra, que eran conscientes entonces de que su profesionalidad les llevaba cada día a intentar dar la noticia que se negociaba al mismo tiempo en el Parlamento y en los despachos nocturnos. Y fruto de aquel trabajo diario, es el libro que ahora tenemos”.