La chapuza. Moneda europea y soberanía democrática // La gran decepción
Europa: Dura crítica a la UE y a los que creen que aún es reformable.
La “chapuza” de la que nos habla el economista y filósofo francés Frédéric Lordon es la Europa que tenemos hoy. Ya hace años que Lordon se ha desencantado del proyecto europeo basado en la cesión de soberanías estatales y una moneda única. No sólo eso, sino que trata con extrema dureza –sin obviar algún que otro insulto– a quienes desde la izquierda defienden el federalismo europeo y la continuidad del euro.
La chapuza. Moneda europea y soberanía democrática Frédéric Lordon El Viejo Topo, 2016 275 páginas. Precio: 24 € |
De hecho, Lordon no considera “izquierda” a partidos como el socialista y a medios de comunicación franceses asociados con ese término. Pocos se salvan de la dura crítica que lanza contra quienes perseveran en unas ideas que considera incapaces de luchar con opciones de victoria contra el capitalismo y el neoliberalismo.
La moneda única debería dejar paso a una moneda común con diferentes versiones en función de las necesidades de cada país o grupo de países. Alemania no pinta nada en la Europa que redibuja este director de investigación en el prestigioso CNRS y en el Centro de Sociología Europea. No cree que los dirigentes alemanes puedan cambiar su fervor a favor de la austeridad propia y de los demás.
Cree, eso sí, que hay que arrebatar los términos soberanía y nación a la extrema derecha, que en Francia representa el Frente Nacional de Marine Le Pen. La revolución anticapitalista tiene que salir de las viejas naciones. La nueva Unión Europea ha devenido un simple servidor del capital financiero, incapacitado para defender los intereses de la mayoría de los ciudadanos de los países que la componen. Y no se corta en anticipar y justificar una cierta violencia en esa batalla contra los poderosos.
A los partidarios de la izquierda moderada, que Frédéric Lordon etiqueta como “derecha acomplejada” no les encantará leer La chapuza, pero no deberían limitarse a desprestigiar este libro como una sarta de ideas panfletarias y utópicas. Por sus 275 páginas corren la frustración ante la política de una izquierda que ha renunciado a muchas de sus promesas e ideas y alguna propuesta que no habría que echar en saco roto de antemano.