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"Todes", vecindario y "compañer@s"

Por A.T.
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Diciembre 2021 / 97

¿Se puede hablar y escribir de forma inclusiva sin recargar en exceso los textos y sin violentar la gramática? Así lo defiende el Instituto Cervantes en su Guía de comunicación no sexista. Al margen de lo que se opine sobre este tema sensible, vale la pena consultar esta guía por sus múltiples ejemplos y sugerencias. 

La madre del cordero es el uso genérico del masculino. Para entendernos: según la gramática, que se rige por el principio de economía lingüística, “cocineros” puede referirse a hombres que cocinan o englobar a personas de cualquier sexo que cocinan. Pero el genérico tiende a identificarse con el predominio de los varones y oculta a las mujeres. En este punto la guía no es taxativa. Ni recomienda suprimirlo sistemáticamente, ni emplearlo por fuerza. El contexto dice si el uso es sexista.
 

El Cervantes acepta los desdoblamientos y las formas concordadas, pero con moderación, para evitar frases como “los técnicos y las técnicas de esta empresa parecen habilidosos y habilidosas y cumplidores y cumplidoras”. Visibilizar a las mujeres y evitar la discriminación es “natural y aceptable”, mas añade: “lo artificial y artificioso es absolutamente rechazable”. La apuesta es cambiar el redactado, pero se alerta del abuso de sustituciones que alteran significados. No es lo mismo "los niños" que "la infancia".

Resulta interesante, y provocadora, la reflexión y autocrítica pública de la activista Teresa Maldonado en Hablemos claro, que carga contra la “inflación” de conceptos (tipo "cisheteropatriarcado”) y el abuso de frases hechas ("cadena de cuidados") de la jerga feminista. Critica el uso de signos gráficos (chic*s o “chic@s”) y considera un tanto excluyente el uso de la -e como genérico ("viejes" o "niñes". Aduce que si el cómo acaba tapando al qué, cuesta más seguir cambiando el mundo.