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Propuesta 33 // Promover el coche compartido

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Octubre 2019 / 7

Nueve de cada diez coches de particulares están parados la mayor parte del tiempo. Hay personas expertas en movilidad que estiman incluso que, si nos atenemos al uso, no haría falta ni el 10% del parque existente, siempre que se potenciaran medios de transporte alternativos. Es ahí donde entra en juego el concepto de vehículo compartido, que parte de la base de que no es necesario ser propietario de un coche para acceder al servicio de trasladarse de un lugar a  otro. Este concepto puede desempeñar un papel esencial en un nuevo modelo de movilidad que sea más respetuoso con el medio ambiente y más eficiente, en contraposición con el uso masivo del coche privado —y, además, con combustibles fósiles, por ahora— que genera problemas de ocupación del espacio público, contribuye a la contaminación y al ruido, así como a la congestión del tráfico. La clave es que los coches compartidos se inserten en la cadena de movilidad intermodal, es decir, que tengan su función en un contexto de una sólida red de transporte público de calidad y alta frecuencia y de apuestas como la bicicleta.

Existen distintas posibilidades de promover el coche compartido, y en todas ellas tienen un rol primordial las plataformas digitales que ponen en contacto a las personas usuarias y mediante las que se realizan las reservas. Uno de los  modelos más conocidos es el de particulares que ponen sus coches a disposición de otros usuarios mientras no los usan a cambio de una remuneración. Es lo que hacen, por ejemplo, Social Car y Drivy. La cooperativa de movilidad sin ánimo de lucro Som Mobilitat propone como modelo el alquiler de coches eléctricos que pueden ser tanto propiedad de la cooperativa como puestos a disposición de particulares, empresas e instituciones públicas, a los que se accede a través de una aplicación web. Som Mobilitat se organiza en grupos locales en cada municipio, donde hay grupos de promotores, mientras comparte prácticas y recursos con otras cooperativas de movilidad sostenibles europeas. (Red REScoop Mobility). 

Han surgido infinidad de aplicaciones y plataformas que ofrecen servicio de coche compartido, que permite pagar solo por el tiempo que se utiliza y no por día, aunque cada una de ellas aplica las tarifas de un modo distinto, tras registrarse y obtener una tarjeta y reservar el vehículo. Existe el llamado carsharing roundtrip, en el que se alquilan vehículos en aparcamientos y que ofrecen la posibilidad de cubrir medias o largas distancias en caso de Ubeeqo —antiguamente, Bluemove, que empezó con un usuario que compraba el coche a plazos y lo ponía a disposición de los socios— o bien con aparcamiento en la calle. Respiro, Ibilkari, Clickcar, Car2Go, Emov, Zity y Wible son algunas de las nuevas opciones que tienden ya a facturar por minuto (ya no por horas) y permiten abrir el coche sin tarjeta, mediante la app, desde el teléfono móvil.

Modelo distinto es el de Blablacar, Amovens y Viajest, que permiten al propietario de un vehículo que tiene que realizar un desplazamiento y que viaja solo ceder espacios del coche a cambio de compartir costes del trayecto. Dedocar también permite subirse a un coche que lleve asientos libres para un trayecto coincidente. La lista se alarga por momentos (viajarjuntos.com, compartocoche.com…). Es todo un desafío para las empresas tradicionales de alquiler de vehículos y también para los propios fabricantes de automóviles.