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Propuesta 36 // Revisar el etiquetado de la Dirección General de Tráfico

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Octubre 2019 / 7
La Dirección General de Tráfic o (DGT) ha clasificado recientemente a los coches en función de cuánto contaminan, mediante un sistema de etiquetas. Pero aunque este sistema supone un avance respecto de la situación anterior, no reconoce la realidad de la contaminación de parte de los vehículos, como han denunciado organizaciones como Ecologistas en Acción. Puesto que por ahora se trata del único instrumento estandarizado del que disponemos, para muchos expertos hay que aprovecharlo y quemar esta etapa antes de abrir el melón de una nueva reclasificación. Pero es obvio que con el tiempo habrá que dar un paso más. Una posibilidad sería crear subetiquetas que serían especialmente útiles en los casos en que se introdujeran peajes de acceso al centro de las ciudades.  
 
Hoy, existen las siguientes pegatinas, de menor a mayor contaminación: 
 
a) Etiqueta azul o Cero emisiones: la obtienen los coches eléctricos y los híbridos enchufables.
 
b) Etiqueta verde y azul o etiqueta ECO: se otorga  a los vehículos híbridos y a los que funcionan con gas. 
 
c) Etiqueta verde o C: es para los turismos y las furgonetas que funcionan con gasolina y que se matricularon a partir del año 2006, así como para los vehículos que funcionan con gasóleo, matriculados a partir del año 2014. Cumplen con la normativa europea Euro 6.
 
d) Etiqueta amarilla o B: se da a los vehículos que van con gasolina, matriculados a partir del año 2000, y a los que van con diésel y se matricularon entre los años 2006 y 2014. Cumplen las normativas ambientales europeas Euro 4 y 5.
 
e) Sin etiqueta. En el parque automovilístico español se estima que hay 1,8 millones de vehículos que no pueden optar a un distintivo ambiental, es decir, que son los más contaminantes y limitados. Son datos de finales de 2017. 
 
El sistema de etiquetas se ha utilizado para aplicar las restricciones de circulación en Madrid y en otras ciudades ante días de elevada contaminación. En Europa, son más de 300 las ciudades que han introducido restricciones a los vehículos más contaminantes, de distintos tipos. Es abonar el terreno hacia la prohibición total de coches no eléctricos (en España en 2040), que afecta por igual a los que funcionan con gasolina y a los que van con gasóleo, pero que son más exigentes con los diésel porque emiten más óxido de nitrógeno y partículas contaminantes. Ello plantea un problema en Europa, donde el diésel fue promovido por la industria y también por los Gobiernos, en la medida en la que los coches que funcionan con él consumen menos y emiten (los nuevos) menos dióxido de carbono. El 58,3% de vehículos matriculados en España no tienen distintivo porque contaminan demasiado. Son los anteriores a 2006 si son diésel y anteriores al año 2000 si van con gasolina, y son el blanco de las crecientes restricciones urbanas. Las decisiones no son fáciles. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) critica que “se demonice el diésel”. Pues ambos emiten contaminantes y, mientras los coches ecológicos sean una alternativa real para todos, por coste, si se apuesta por la gasolina aumentarán las emisiones de CO2. 
 

El 58,3% de vehículos matriculados en España no tienen distintivo: contaminan demasiado

La UE ha cambiado hace poco el modo de medir el consumo y las emisiones de los coches

En su informe Coches con motores: ¿podrán ser limpios alguna vez? ,Transport & Environment (T&E) sostiene que no hay coches diésel limpios, porque incluso los más nuevos que teóricamente no superan los topes de contaminación permitidos cuando se someten a  los test reglamentarios “producen emisiones tóxicas que se incrementan por un factor de 9 cuando se conducen en carreteras con más cuestas, aceleraciones más frecuentes y mayor velocidad”. El informe analiza 700.000 mediciones de emisiones reales de turismos mediante detección remota en varios países, como España, entre los años 2011 y 2017. 
 
Ecologistas en Acción carga contra los mencionados distintivos ambientales de la DGT, y en particular contra los aplicados a los diésel, porque clasifica los vehículos a partir de pruebas que permitieron el escándalo de las emisiones truculentas del Dieselgate de Volkswagen (VW), lo que a su juicio supone abonar la “publicidad engañosa de los fabricantes”. Denuncia que las mediciones de NOx, en condiciones reales de conducción, superan los límites legales, según los resultados de un estudio realizado por el consorcio TRUE Iniciative. Por ejemplo, en el caso de los vehículos con distintivo verde, añade, pueden llegar a emitir 12 veces más que lo permitido. Ciudades como Barcelona han realizado sus propias mediciones y corroboran que las etiquetas deberían renovarse. La UE ha cambiado recientemente el modo de medir el consumo y las emisiones de los coches, y ha adoptado un procedimiento armonizado que acerca el resultado a las emisiones de un coche en condiciones reales de uso respecto del sistema que se ha utilizado durante cuatro décadas con pruebas de laboratorio. Este cambio implica reconocer que los vehículos vendidos incluso después de 2015, que son casi nuevos, contaminaban más de lo establecido.