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Propuesta 39 // Cambio de combustibles en los barcos

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Octubre 2019 / 7

El transporte marítimo es muy contaminante, de modo que se impone impulsar un cambio de los combustibles marítimos tradicionales para dar paso al gas natural licuado (GNL), además de reducir la velocidad de los barcos y de impulsar tasas portuarias para electrificar las infraestructuras. 

Una de las inquietudes mayores que provocan los grandes barcos, tanto los buques que transportan mercancías como pasajeros, tiene que ver con su impacto no solo en el océano, sino en el aire de las urbes donde atracan.

España, Italia y Grecia encabezan la lista de países más contaminados por cruceros

Los puertos deberán estar obligados a tener puntos de conexión a la red eléctrica

Un barco parado en el puerto sigue quemando combustible y contamina la ciudad

Los 15 buques más grandes del mundo contaminan igual que 760 millones de coches. Cerca de 90.000 barcos mercantes que surcan los océanos son responsables de entre el 18% y el 30% de todas las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) que se producen en el mundo, así como del 9% de las de óxido de azufre (SOx). Como consecuencia, provocan más de 60.000 muertes al año y un impacto en el gasto sanitario en EE UU superior a los 230.000 millones de euros por los problemas de tipo cardiorrespiratorio, según un estudio de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos, partidaria de regular las emisiones tóxicas de los buques de elevado tonelaje. Para tener idea del combustible que hace funcionar los grandes buques, hay que saber que contienen 2.000 veces el porcentaje de azufre en comparación con el gasóleo de los coches. Naciones Unidas también ha alertado de las consecuencias para el medio ambiente del desguace de estos grandes buques, que mayoritariamente tiene lugar en China, India e Bangladesh. El proceso es relevante por las sustancias nocivas y gases explosivos que emiten.

Los grandes cruceros, algunos de los cuales son ciudades flotantes, con sus piscinas, discotecas y casinos, no se libran del efecto contaminante. Uno de los grandes contamina lo mismo que 14.000 vehículos, según las autoridades de Venecia, unas de las más preocupadas al respecto. Aportan el 17% de emisiones de óxido de nitrógeno. Y afectan a la recuperación de los ecosistemas marinos, con graves impactos sobre los arrecifes de coral. 

Un crucero que transporte a 3.000 personas genera 210.000 litros de aguas residuales cada semana, lo que podría llenar 10 piscinas, un millón de galones de aguas grises, y otros 40 estanques llenos de residuos.

Según un estudio de Transport & Environment (T&E) España, Italia y Grecia encabezan, por este orden, la lista de países más contaminados por cruceros, debido al peso de fuertes destinos turísticos como Barcelona, Palma de Mallorca y Venecia. Las emisiones de óxidos de azufre forman aerosoles de sulfatos (SO4) que aumentan el riesgo para la salud y agravan la acidificación de los sistemas terrestres y acuáticos.

Los operadores que más SOx emitieron en 2017 son Carnival Corporation (10 veces más que el equivalente de 260 millones de coches europeos) y Royal Caribbean Cruises (cuatro veces más). 

T&E pide a la UE una regulación de emisiones cero para cruceros en los puertos, extensible a otro tipo de embarcaciones, y también que se amplíen las áreas de control de emisiones, algo que solo está en vigor en el Mar del Norte, el Báltico y el canal de la Mancha, al resto de mares europeos. 

De toda la flota mundial de transporte marítimo, una tercera parte la conforman grandes barcos cargueros de mercancías (como grano, petróleo o gas), según la Organización marítima Internacional (OMI). Una posible respuesta a la contaminación es limitar la velocidad de los buques (salvo en excepciones como los transportistas de fruta o buques frigoríficos).

Los grandes embarcaciones también causan otro perjuicio: el ruido, que afecta a las ballenas.

Una de las posibles ideas pasa por aumentar las tasas portuarias para obligar a las instalaciones aeroportuarias a tener puntos de conexión a la red eléctrica, además del mencionado cambio de combustible a gas. El momento crítico es en el que los barcos han entrado ya en el puerto y están parados, porque siguen quemando combustible y la contaminación afecta ya a la ciudad. 

En 2030, el transporte marítimo internacional se ha comprometido a reducir un 40% sus emisiones de CO2 respecto a 2008. 

En España, en abril de 2018 el comité de expertos del Gobierno  que creó para asesorar en energía y clima recomendó  impuestos verdes a buques contaminantes que atraquen en puertos. Y también un diseño tarifario que tenga en cuenta las características del atraque y suministro a buques. La inversión se debería dirigir a la electrificación y suministro de gas en puerto.