Propuesta 11 // Meter presión en la calle para que los políticos actúen
Grupos ecologistas como Greenpeace, Amigos de la Tierra, el World Wild Fund (WWF) y Ecologistas en Acción llevan muchos años movilizándose en las calles, y en particular cada vez que los líderes políticos se han reunido para abordar cuestiones relacionadas con el calentamiento global. Aunque se quedara corto en ambiciones respecto de la emergencia sobre la que vienen alertando los científicos internacionales, el acuerdo de París en diciembre de 2015 impulsó las iniciativas ciudadanas para presionar a los gobiernos de cara al desarrollo del pacto. La cara visible de las manifestaciones es, desde agosto de 2018, la adolescente sueca Greta Thunberg, que inventó una protesta consistente en hacer campana en clase todos los viernes para ir a protestar ante el Parlamento de su país para que se adoptaran medidas enérgicas.
El ejemplo de Thunberg, galardonada como embajadora de Conciencia de Amnistía Internacional (AI), ha cundido y la conciencia sobre la crisis climática se ha ido expandiendo entre las personas que se verán más afectadas por los cambios en el planeta debidos al calentamiento: la juventud. Bautizados como los Viernes para el Futuro (Fridays for the Future), se han ido expandiendo. En ellos participan centenares de miles de jóvenes de más de un centenar de países de todo el mundo, de Suráfrica a Suiza, pasando por Múnich, Madrid, Londres y Barcelona. Las principales ciudades españolas viven estos actos como una especie de 15-M verde en el que se pueden leer pancartas como “No habrá mañanas que recordar si no hacemos algo hoy” y “El capitalismo nos roba el futuro”. En ellos participan miembros de la generación millennial y (nacida entre 1981 y 1993) la llamada generación Z (nacida a partir de 1994). Dos de las fechas en que las protestas han tenido mayor alcance fueron el 25 de abril y el 24 de mayo, de cara a las elecciones generales españolas y europeas, así como el 21 de septiembre. El Sindicato de Estudiantes, Fridays for the Future, Juventud por el Clima, sus progenitoras de Madres por el Clima y el profesorado de Teachers for the Future. Se les han sumado multitud de organizaciones que batallan contra el cambio climático y por un nuevo modelo de sociedad, como ATTAC, SEO Birdlife, Revo, Finance Watch y la Plataforma por un nuevo modelo energético.
Plataformas digitales como Avaaz.org y Change.org son otras de las vías utilizadas por miles de personas para hacer llegar su voluntad de cambio.
Estonia inició en 2008 los llamamientos a la ciudadanía a limpiar la ‘basuraleza’
Las protestas de adolescentes contra el cambio climático se han vuelto una especie de ‘15-M verde’
Uno de los movimientos que mayor terreno está ganando es Extinction Rebellion (XR), Extición o Rebelión, basado en la desobediencia civil no violenta que en el Reino Unido consiguió que el Gobierno británico decretara la emergencia climática después de haber paralizado Londres durante un puñado de meses. Sus reivindicaciones son tres: la primera, que las autoridades de todas las administraciones “digan la verdad”; la segunda, “una reducción de emisiones de CO2 a cero en 2025”, y en tercer lugar, la convocatoria de “asambleas ciudadanas parar dirigir el proceso”. Con estos mensajes sencillos, que achacan la dimensión del problema a la negligencia de los poderes públicos, se pretende llegar al máximo de ciudadanos. Esta ONG también insiste en que la transición energética se realice de forma justa. En España se movilizó por primera vez en abril con una denuncia ante la sede de la petrolera Repsol. XR, presente en más de una treintena de países, y lleva a cabo representaciones en la vía pública para dar visibilidad al problema (el fin de la vida en el planeta) en la sociedad. Organiza asambleas abiertas y charlas (Madrid). La rebelión que proponemos es contra la crisis ecológica, civilizatoria y la extinción de especies, incluida la nuestra. El movimiento alerta contra el modelo económico vigente.
Cada movimiento sostiene puntos de vista distintos, y no todos comparten as formas (Climate Reality Project impulsado por Al Gore, por ejemplo, más centrada en combatir la desinformación sobre el cambio climático, se ha mostrado crítico contra la de XR), pero todos son necesarios para presionar a los gobiernos.
Cuando se constituyó la actual legislatura un total de 26 movimientos sociales y colectivos por el clima confluyeron en sus reivindicaciones y llamadas a la acción a los políticos ante el Congreso de los Diputados, como mínimo, en los acuerdos de París y las recomendaciones del panel internacional de científicos internacionales: evitar que el aumento de la temperatura del planeta llegue a 1,5 grados centígrados con relación a los niveles previos a 1850, debido a las consecuencias devastadoras para la humanidad.