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Propuesta 6 // Acceso de las personas usuarias a sus datos energéticos

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Octubre 2019 / 7

El acceso fácil y  detallado de una persona usuaria a sus datos de consumo y/o de producción de energía es uno de los pilares de la transición energética, en la medida en la que le permite participar en ella de forma activa. Por una parte, se trata de que el usuario comprenda sus propios hábitos de consumo, lo que le cuesta abastecerse, y que sepa cómo podría lograr mayores ahorros en el recibo, en tanto que usuario. Pero, además, en la búsqueda de una competencia real, debe tener derecho a ceder datos a terceros, si así lo permite y hasta el nivel que decida. ¿Por qué? Porque solo conociendo el consumo horario preciso se pueden lanzar ofertas de precios de acuerdo con el consumo real de cada momento, lo que conduce al diseño de tarifas personalizadas —u otros productos y servicios energéticos— que modelen la demanda.

Mediante el proceso de macrodatos se puede estudiar, visualizar y gestionar información que se traduce en ahorro y eficiencia y que, en consecuencia, lleva a planificar y personalizar el consumo. 

Sin embargo, este acceso se debe realizar en un marco de transparencia y con neutralidad, para que no se produzca un acceso discriminatorio por parte de alguna empresa.

Por otra parte, combatir el cambio climático requiere una buena planificación energética y sólidas políticas locales y regionales de energía que garanticen tanto una mejor eficiencia energética como un mejor despliegue de energías limpias. Para desplegarla, sin embargo, es clave que las autoridades locales puedan acceder a datos energéticos correspondientes a su territorio. Con la información de generación y consumo centralizada pueden detectar zonas ineficientes y centrar en ellas sus estrategias de eficiencia y ahorro energéticos, así como de autoconsumo, mientras el regulador lo tiene más fácil en su tarea de supervisión. Es más fácil detectar fraudes entre comercializadoras y caracterizar la demanda por segmentos de consumo y zonas geográficas.

Son muchas las fórmulas posibles que pueden plantearse para el intercambio de datos. Pero en todo caso compartir datos agregados anonimizados (no identificados) requiere que con las autoridades públicas colaboren tanto los facilitadores de planificación energéticos (instituciones académicas y observatorios de energía) como los proveedores de datos de energía (asociaciones de vivienda o de industrias a asociaciones de productores de renovables, operadores de redes de transporte (TSO) o gestores de redes de distribución (DSO).

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Los usuarios pueden gestionar su demanda y optimizar su consumo mediante los ‘data hubs’

Se trata de pasar de un modelo de gestión de datos en el que se establecen múltiples relaciones entre consumidores y su distribuidor a otro modelo en el que los datos se traten de forma centralizada, mediante la creación de una plataforma de medición eléctrica que pueda desarrollar servicios para consumidores, para el regulador, para comercializadores, distribuidores, u otras empresas de servicios energéticos y también para el operador del sistema. El objetivo es promover la competencia mediante un tratamiento equitativo de la información.

Así, el consumidor se vuelve un usuario activo, pues dispone de información que le permite gestionar su demanda y optimizar su consumo. Ya no depende del modo en que el distribuidor trate su información. Y, además, una plataforma neutra donde confluyan los datos facilita la gestión de un cambio de comercializadora, que, en ocasiones aún tiene lugar con retraso. La legislación europea sobre mercado interior prevé que, como muy tarde, en 2026 un usuario pueda cambiar de proveedor de energía en 24 horas.

Y, por último, los centros de datos facilitan la vida a los agregadores (véase propuesta 3) en su función de gestionar la demanda. 

En algunos países como Francia, Italia y la República Checa se han hecho pruebas en que varios distribuidores  y transportistas comparten de forma voluntaria datos energéticos con municipios, lo que les permite planificar, según Data4Action, que promueve asociaciones de colaboración, ya sea mediante acuerdos bilaterales o multilaterales. Pero es en los países nórdicos (Noruega, Suecia, Finlandia y Dinamarca) donde más se ha avanzado en la promoción de los llamados data hubs. Se trata de plataformas neutras que permiten que un usuario pueda acceder a las curvas de su consumo y a las de la energía que produce y ceda estos datos a las comercializadoras, agregadores u otras compañías que ofrezcan servicios energéticos, en un marco de competencia. La gracia es esa: que sean plataformas neutras. Porque los datos los controlan las distribuidoras y es complicado acceder a ellos en detalle.

Los países nórdicos, y en especial Dinamarca, seguida de Noruega, han decidido ya implementar el desarrollo de centros de datos procedentes de puntos de medición y para procesos de mercado. Finlandia y Suecia lo prevén para el año 2021. En Dinamarca se ha aprobado ya la liquidación horaria de todos los clientes. Así, toda la información sobre el consumo de electricidad de los daneses se recopila en centros que recogen miles de millones de datos sobre clientes, consumos, precios, cambios de proveedores y sobre ubicaciones y que permiten manejar el intercambio de información y comunicación sobre dichos datos entre los distintos actores que participan en el mercado eléctrico. El sistema ayuda a reforzar la competencia y a mejorar las condiciones para los usuarios. La información garantiza una correcta base de liquidación entre quienes participan en el mercado. Los usuarios pueden ver sus datos a través de la web de su proveedor o de eloverblik.dk. El procesamiento de datos ayuda igualmente a equilibrar consumo y producción, lo que es necesario para garantizar la seguridad del suministro.