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Propuesta 9 // Llevar la lucha contra el cambio climático al ‘cole’

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Octubre 2019 / 7

La educación es la base para el cambio de paradigma energético. Concienciar a los niños y niñas de la importancia de cuidar el planeta puede hacerse desde múltiples vías. De entrada, se puede pensar en la introducción de una (o varias) asignaturas que informen sobre la emergencia climática y sobre el impacto de las acciones de los seres humanos en el empeoramiento del calentamiento global. Pero para un cambio de calado como el que urge no basta estudiar y memorizar una materia de examen: hace falta un cambio de conciencia que solo puede producirse con actividades prácticas que involucren al alumnado, que refuercen y den sentido a lo aprendido, ya sea sobre el funcionamiento de la biosfera, sobre el despilfarro de alimentos, las emisiones de gases de efecto invernadero de los distintos medios de transporte, la importancia de la eficiencia energética o de una economía circular, donde la única alternativa a no consumir sea el consumo de productos reutilizados y reciclados —y en especial en sectores como la electrónica, los plásticos y los textiles—. Uno de los riesgos existentes en materia educativa, puestos de manifiesto por Ecologistas en Acción, es que en los libros de texto se presenten los problemas ecológicos como la acción destructora de algunas personas, a los que corresponden soluciones igualmente individuales de escaso alcance, que no pongan en cuestión el sistema. Por ejemplo, se invita a utilizar una mínima cantidad de papel, a no arrojar basura en el campo, a apagar la luz de casa o a cerrar el grifo abierto mientras nos lavamos los dientes. Pero no se denuncia ni la construcción de grandes aeropuertos ni la necesidad de pacificar las calles o de olvidarse de coches que permanecen aparcados en un garaje en un 95% del tiempo. No se habla de las prácticas de las corporaciones globales, de culturas arrasadas ni del impacto de las autopistas.

De todos modos, las iniciativas para involucrar a las criaturas en el cambio son bienvenidas. Una de las que se ha revelado más interesantes es el despliegue del proyecto europeo 50/50, que se ha desplegado desde la década de 1990 en Alemania. Este programa fomenta el ahorro y la eficiencia energética en la comunidad educativa. Un municipio referente ha sido Rubí (Barcelona). Pero Ecooo está impulsando la expansión del proyecto por toda España, y ya suman 70 los municipios que han o bien replicado o bien mejorado la experiencia de Rubí, donde las escuelas participantes ahorraron más de 300.000 euros entre 2011 y 2017, y evitaron la emisión de 144 toneladas de CO2.

El proyecto 50/50 involucra a padres, alumnado y profesorado en el ahorro energético

La filosofía es la siguiente: en cada colegio se organiza un equipo energético del que forman parte todos los colectivos —padres y madres, alumnado, profesorado, responsables del comedor, de mantenimiento, ordenanzas, etc.—. Se les pone a trabajar para analizar el consumo energético del centro en los últimos años y, debido a su conocimiento del centro, valorar posibles estrategias para reducir el consumo con cambios de hábitos. Se consiguen ahorros, y una vez conseguidos, se destinan a relanzar inversiones que redunden en nuevos ahorros. Todo empieza con la implicación de los niños, mediante incentivos. La asociación de madres y padres de alumnos recibe la mitad del dinero ahorrado para que los chicos decidan hacer con él lo que quieran. La otra mitad, sea el colegio o el Ayuntamiento de la localidad, según quién pague la factura, se compromete a realizar inversiones que mejoren el ahorro en los años siguientes. Se entra, de este modo, en un bucle favorable a los ahorros. Porque los niños, después del colegio, aplican la experiencia en su casa. Y después en casa de sus abuelos. Se convierten en expertos energéticos que aplican cambios de consumos. Revisan la factura de la luz, contratan a una comercializadora verde, rebajan la potencia… Se logra así que en todo un municipio se vaya extendiendo la transformación energética. Madrid y Valencia son algunos de los municipios que lo han empezado a aplicar en sus centros educativos.