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Tantas horas por servicio

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Junio 2015 / 3

Sin familias, vecindario, comunidad y sociedad civil, que forman el núcleo invisible de la economía, no se alimentaría el ecosistema básico de nuestra especie”. Lo escribió Edgar Cahn, considerado el pionero de los bancos de tiempo en EE UU y autor de No más gente desechable. Cada vez más gente se apunta a la aventura. 

Todo empieza con un catálogo global de habilidades o simples propuestas para echar una mano: saber diseñar una página web, pasear perros, coser o entrenar en algún deporte. El catálogo vale para el que busca y también para el que ofrece. La moneda de cambio es el tiempo. 

Iniciativas de este tipo existen en todo el mundo y no son un invento nuevo. Sin embargo,  Internet, de nuevo, amplía el catálogo y la facilidad para contactar de modo exponencial. Los bancos de tiempo, en los que mi hora de trabajo vale lo mismo que la tuya —algo no visto en el universo de la economía mercantil—, y la remuneración no es en dinero, sino que un servicio se paga con otro. Algunas iniciativas mezclan el intercambio de tareas con la acumulación de puntos, y con tiempo y puntos pueden adquirirse artículos que figuren en el gran catálogo.

 

BANCOS QUE SUMAN FUERZAS

El reto de los bancos de tiempo es ganar masa crítica para que encontremos el servicio que necesitamos, y que esté además disponible, y al mismo tiempo que tengamos posibles usuarios de los servicios que ofrecemos. De ahí la recomendación de asociar distintos bancos de tiempo, de modo que la lista de favores por trocar se vaya alargando.

La proximidad geográfica entre quien provee el servicio y el usuario es un factor esencial

En España existen más de 280 bancos de tiempo activos, según la asociación adbdt.org

 

De todos modos, las bolsas de horas permiten no realizar un trueque directo e inmediato.
Lo que sí se ha revelado como un factor esencial es que la red de bancos, en caso de formarse, mantenga la descentralización. La proximidad geográfica del proveedor y el consumidor ayuda a ahorrar tiempo en desplazamientos y también complicaciones de tipo logístico, aunque no está tan claro que la proximidad influya en la confianza entre los participantes. Pero este tipo de iniciativas ayudan a tejer lazos dentro de la comunidad, y no necesariamente en tanto que proveedores y usuarios de servicios. Algunos proyectos se estructuran entre enseñantes y aprendices. 

La creciente popularidad de los bancos de tiempo  —el mapa de la asociación adbdt.org en España muestra 288— ha multiplicado las asociaciones que enseñan cómo diseñarlos, gestionarlos y fomentar su colaboración mutua. En parte depende de la colaboración de las autoridades locales,siempre dentro de unos límites, a riesgo de aumentar la economía informal ajena a los impuestos.