Este relato debe encabezarse, en justicia, con una advertencia: las líneas que siguen tienen como objeto presentar argumentos a favor de la administración. O lo que es lo mismo, persuadir a quienes creen que los empleados públicos son unos parásitos sin excepción, de que la realidad es más sutil que esta fórmula retórica.
Por Javier Ozón Górriz
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