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“Hemos roto la tradición de las mujeres que se quedan en casa” // Rosario Porras, cooperativista

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Entrevista: Formada exclusivamente por mujeres, la cooperativa de trabajo Sajíes no ha dado puntadas sin hilo en los más de treinta años que lleva haciendo confección de ropa y otros artículos en la localidad gaditana de San Pablo de Buceite. Llegaron a ser 32 socias, aunque con las sucesivas crisis bajó el número de personas que formaban parte de la cooperativa. Ahora son 10, pero han sobrevivido a todas las crisis, incluida la del textil.

Rosario Porras, presidenta de la cooperativa textil Sajíes, de San Pablo de Buceite (Cádiz).

Llevan ya más de 35 años de andadura ¿Cómo se observa a través del tiempo la apuesta por el cooperativismo en una zona rural y en unos tiempos tan inciertos como 1983?

La puesta en marcha de la cooperativa fue una apuesta muy valiente de mujeres que tenían muy claro lo que querían, pero con muchos inconvenientes para conseguirlo, entre ellos no tener recursos económicos, la dificultad de coordinación de las mujeres de tres núcleos de población del municipio de Jimena de la Frontera o buscar colaboraciones, convenios, subvenciones y solidaridad en nuestro entorno. Sin embargo, la puesta en común de las necesidades y objetivos nos dio fuerza y vimos que sólo juntas podíamos conseguirlo. El cooperativismo fue el camino elegido conscientemente. En estos 35 años, SAJIES ha participado activamente en el movimiento cooperativo andaluz. Para nosotras, la Federación Andaluza de Empresas Cooperativas de Trabajo Asociado (Faecta) ha sido un centro de formación, consulta y asesoramiento. Nuestro proyecto se ha convertido en ejemplo, a su vez, para otras mujeres de la comarca. Los principios cooperativos son los más cercanos a nuestros intereses y al medio rural.

'Mujer empresaria', un término que parece haberse inventado hace muy poco tiempo, ya era una realidad hace más de treinta años en un pueblo pequeño. ¿El hecho de ser mujeres ha supuesto una ventaja o un inconveniente?

Para las mujeres socias de Sajíes ya fue un reto crear la cooperativa y ponerla en funcionamiento. Y a pesar de todos los inconvenientes (desconfianzas, sin recursos económicos, sin formación adecuada, etcétera) seguimos manteniendo y ampliando los puestos de trabajo en un núcleo de población de 1.800 habitantes. Al principio de nuestra andadura solo pensábamos en luchar por un puesto de trabajo. No creíamos en ser empresarias. El paso del tiempo y la experiencia nos han hecho conscientes de lo que significa ser empresarias y trabajadoras al mismo tiempo. Además de los resultados económicos, las socias-trabajadoras hemos tenido ventajas culturales y sociales. Hemos roto la tradición de las mujeres que se quedan en casa, iniciando un camino de igualdad con los hombres y consiguiendo un trabajo remunerado y con cobertura social.

Sajíes se ha convertido en un referente empresarial en la industria textil de Cádiz ¿Cómo han compaginado la adaptación y la innovación con los valores y la estructura de una cooperativa de trabajo?

Los valores y estructura de la cooperativa no los hemos cambiado. Nos hemos ido adaptando a los nuevos tiempos con formación continua, la puesta en marcha de las nuevas tecnologías y con normas de régimen interno, a veces estrictas, como son dejar nuestro salario algunos meses a favor de la cooperativa; no tener deudas; mantener el prestigio de Sajíes con la seriedad y formalidad en nuestro trabajo y con los clientes, pensando antes en ellos que en nosotras. Esto nos ha permitido ser propietarias de toda la infraestructura de la cooperativa y de una parcela de 500 metros, además de no tener deudas, haber sido Entidad Colaboradora del INEM y contar con una asesoría fiscal, contable, laboral y de desarrollo rural, entre otras cosas. Las socias hemos resistido a las adversidades para mantener los objetivos de mejorar la calidad de vida de las mujeres del medio rural, afianzar en lo posible la población al territorio y mantener vivo el medio rural, donde queremos seguir viviendo, así como mantener y aumentar los puestos de trabajo.

La cooperativa tiene entre sus clientes a asociaciones, clubes o entidades sociales de la comarca y sus socias forman parte de numerosas iniciativas sociales y solidarias. ¿Es compatible continuar con este valor de responsabilidad con el desarrollo de su zona y la producción empresarial para asegurar una empresa viable económicamente?

Para nosotras, la solidaridad y la responsabilidad ciudadana siempre son compatibles con la empresa, y en ocasiones han sido como una inyección de ánimo para continuar luchando y trabajando. No es que nos dediquemos solo a ello. Hay obstáculos que pasar día a día: los precios bajos de la confección, el escaso número de prendas, la forma de pago de los clientes, la subida de los costes de producción, los impuestos y recortes de la Administración, trabajar por producción, parque de maquinaria antiguo... Pero a pesar de ello, nos merece la pena seguir luchando por mantener, mejorar y ampliar nuestra cooperativa.

El miedo a emprender sigue estando latente entre las personas jóvenes o desempleadas. ¿Algún consejo para estas personas?

No hay que tener miedo a emprender, siempre y cuando se crean ellos mismos su proyecto y tengan muy claro el por qué y el para qué lo hacen.

¿Cuáles son sus proyectos de futuro? ¿Cómo afrontan la competencia global y las nuevas fórmulas empresariales más agresivas?

Tenemos en estudio la instalación de una lavandería, la ampliación de dos puestos de trabajo o la compra de una máquina específica. Además, afrontamos la situación actual de mercado intentando cambiar las condiciones del pago de los clientes, procurando que todas las socias-trabajadoras manejen todas las máquinas y mantener un servicio técnico de marketing y venta online de nuestros productos.