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Uruguay gira a la derecha

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Enero 2020 / 76

Cambio: Tras 15 años de gobiernos de izquierdas, Uruguay mira a la derecha. Una variopinta y amplia coalición de cinco partidos de derecha llegará al poder el 1 de marzo.

El presidente saliente, Tabaré Vázquez, a la derecha,  saluda al electo Luis Lacalle Pou. FOTO: Presidencia de Uruguay

Uruguay ha cambiado de signo político. La izquierda ha dejado paso a la derecha tras las elecciones del pasado 24 de noviembre. Después de 15 años de gobiernos de  la coalición de izquierda Frente Amplio, que desde 2005 llevaba las riendas del Estado, una amplia coalición de partidos de centro derecha se ha hecho con la mayoría tras una reñida y ajustada segunda vuelta electoral.

Luis Lacalle Pou, del Partido Nacional, venció al candidato del Frente Amplio, Daniel Martínez. por solo 37.000 votos. Será, pues, Lacalle, hijo del expresidente Luis Lacalle Herrera, quien el próximo 1 de marzo sustituya en la presidencia de Uruguay a Tabaré Vázquez.

Tras 15 años seguidos en el Ejecutivo, el Frente Amplio pagó en las elecciones el desgaste político de gobernar tantos años, ya que los votantes no tuvieron en cuenta esta vez que el Frente Amplio sacó al  país de una profunda crisis cuando estaba en cifras históricas de desempleo y pobreza.

La particularidad de la segunda vuelta electoral fue que la Corte Electoral no pudo declarar ganador de las elecciones el mismo domingo 24 de noviembre y hubo que esperar al jueves 29 para conocer el nombre del ganador, ya que la diferencia que había entre las dos candidaturas en el escrutinio primario no superaba la cantidad de votos observados (40.000), y se tuvo que esperar cuatro días para proclamar ganador a Luis Lacalle Pou. 

 

RALENTÍ

El desgaste político del Frente Amplio fue también debido al un aumento de la inseguridad en el último periodo, que desde el 2015 encabeza el presidente Tabaré Vázquez, sumándole a ello una ralentización en la economía que, pese a que el país siguió creciendo, lo hizo en tasas mucho más bajas de cómo lo venía haciendo en los dos primeros periodos: el primero (2005-2010), encabezado también por Tabaré Vázquez, y en el segundo (2010-2015), por José Mújica. En estos dos primeros períodos del Frente Amplio se vio un crecimiento exponencial en la economía del país, con descenso de la pobreza importante y cifras de desempleo, que llegaron a estar en un solo dígito. A este desgate también se le podría sumar la falta en el seno del Frente Amplio de líderes y dirigentes de la estatura política de José Mújica y Tabaré Vázquez. 

 

CINCO PARTIDOS

El Partido Nacional tuvo que formar una coalición electoral con su tradicional rival el Partido Colorado, el Partido Independiente, el Partido de la Gente y, por ultimo, pero no menos importante, con el partido Cabildo Abierto. Esta última formación está encabezada por el ex comandante en jefe del Ejército Guido Maníni Ríos, que hace menos de un año fue relevado de su cargo por el presidente actual porque cuestionó sentencias judiciales en casos de juicios a militares por delitos cometidos durante la dictadura militar que gobernó en Uruguay entre 1973 y 1985, y por el ocultamiento de las actas de un tribunal de honor del Ejército que había juzgado a un militar condenado por delitos de lesa humanidad. 

El partido de Guido Maniní Ríos apenas tiene un año de vida y  que su creador sea un exmilitar militar retirado no es una cosa normal en la política uruguaya. 

El Frente pagó el  desgaste de 15 años de gobierno 

La falta de líderes castiga a la izquierda

Un exmilitar lídera una de las formaciones 

 

En la primera vuelta de las elecciones, el 27 de octubre, donde también se dirimieron los escaños de las dos cámaras de representación, el Cabildo Abierto consiguió poco más del 10% de los votos, lo cual le permitió hacerse con 3 escaños en el Senado y 11 en la Cámara de Representantes. El papel de Cabildo Abierto fue determinante para que la coalición de centro derecha obtuviera la victoria presidencial en la segunda vuelta.

 

La coalición que encabeza el Partido Nacional, además, logró la mayoría parlamentaria en las dos cámaras, lo que le asegura un fluido funcionamiento del poder Legislativo. Pero, a partir del 1 de marzo habrá que ver si la coalición vencedora, formada exclusivamente para sacar al Frente Amplio del poder, seguirá cohesionada o si surgen diferencias entre los partidos de la hetereogénea formación.