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A las 6 de la tarde, todos a casa en Italia

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Desde Italia

Italia juega con las palabras: ni confinamiento ni toque de queda, pero a las 18 horas, todos a casa. El premier Giuseppe Conte ha anunciado durante el fin de semana más conflictivo una serie de nuevas medidas para evitar el cierre total. Pero a muchos les saben a lockdown encubierto y temen que no lleguen a todos las ayudas prometidas durante la conferencia de prensa.

Marius ha abierto su bar a las 6 de la mañana angustiado. Sabe que tiene que llamar a su única empleada para decirle que no tiene que venir a trabajar porque ha de prescindir de ella. "Aquí trabaja toda mi familia. La única empleada es Silvia. Si tenemos que cerrar a las 18.00, bastantes dificultades tendremos ya para sobrevivir nosotros que somos cuatro. Conte ha prometido ayudas, pero a ver cuándo llegan y en qué cantidad. Veremos si esta vez no tengo que cerrar definitivamente." Marius vive sobre todo de los aperitivos que sirve a partir de las 18.30 o 19.00 y el nuevo decreto establece que los bares y restaurantes tendrán que cerrar a las 18.00.

"Volvemos a ofrecer el servicio a domicilio y de recogida, cumpliendo con todas las reglas y las medidas necesarias", dice el propietario de Deba Sushi, el único restaurante especializado en comida japonesa de la ciudad de Fabriano. "Tenemos una clientela que nos ha apoyado durante todo el confinamiento, que han llamado para llevarse la comida a casa, no nos podemos quejar, pero ya hemos abierto con muchas dificultades, invirtiendo dinero y esfuerzos y esta decisión del Gobierno nos preocupa. Vivimos de las cenas y si no podemos hacerlas. No sé cuánto podremos aguantar".

Hay preocupación en Italia: tres decretos en menos de tres semanas. Cierran por ahora las piscinas, los gimnasios, los teatros, los cines, las salas de concierto y de baile. "La intención es salvar las Navidades", dijo anoche en directo en uno de los programas de mayor audiencia el ministro Luigi Di Maio. "No serán las Navidades a las que estamos acostumbrados, como no lo han sido las vacaciones de verano, pero al menos podremos festejarlo como hemos podido disfrutar de las vacaciones", comentó. 

"Si yo estuviera del otro lado, seguramente también sentiría rabia hacia las medidas del Gobierno", admitió en su comparecencia Giuseppe Conte. Fue su respuesta a las manifestaciones que se han desarrollado en Nápoles y Roma y que han terminado en batalla campal con la policía. 

"Nosotros queríamos una manifestación pacífica, para que el Gobierno nos escuchase, entendiese que no puede usarnos como quiera", declaraba Samuele Pastoli, propietario de una pequeña trattoria del centro de Roma. Tiene 10 empleados y trabaja sólo con las cenas y las comidas del fin de semana. "He tenido que colgar el cartel de cerrado hasta nuevas disposiciones ministeriales. Trabajamos desde hace años, el restaurante era de mis padres y antes de mi abuela. Y ahora si tengo suerte podré abrir en unas semanas, pero mientras tanto tengo que pagar el gas, la luz, el agua y los impuestos".

Estas nuevas medidas saben a muchos a confinamiento encubierto. "Conte ha invitado a la gente a no moverse mucho. Es decir, yo que tengo una pequeña tienda de artículos de cumpleaños", dice Laura, "no tengo que cerrar, pero ¿a quién le vendo mis productos? La gente no puede festejar (el decreto deja claro que no se pueden realizar fiestas privadas ni ceremonias religiosas), no puede invitar a amigos a casa, ¿para qué van a comprar platos de plástico, manteles, velas  o globos?".

Hay muchos casos como el de Laura, no citados por Conte pero que indirectamente se verán afectados: desde las tiendas de ropa deportiva, hasta las academias de ayuda a estudiantes. "Nadie habla de nosotros, pero la escuela no ha vuelto a abrir en toda regla. Teníamos proyectos, habíamos ganado incluso concursos a los que nos habíamos presentado y por los que habíamos adelantado dinero, y nada, como si no existiera", se queja la propietaria de una agencia de servicios lingüísticos. "Entiendo que Conte tiene otros problemas, pero yo no puede decidir sin tener una perspectiva más amplia de la situación. La salud es lo más importante, pero mucha  gente está pasándolo realmente mal y no va a poder aguantar otro confinamiento".