20 — DEUDA // Día 2
En el mar de incertidumbres en el que estamos, hay algo sobre lo que podemos estar bastante seguros: el aumento de la deuda. Especialmente, de la deuda pública generada por una caída de ingresos fiscales y un aumento del gasto público. Es totalmente necesario para impedir que la tragedia se convierta en catástrofe. Endeudarse es, de momento, la única opción realista. Lo malo es que después hay que ver cómo se paga.
En la crisis de 2008 ocurrió lo mismo. Cayó la recaudación de impuestos y se amplió el gasto, en pensiones de paro, en obra pública (y en asumir la deuda de bancos y cajas de ahorro) y aumentó la deuda pública. Después, la UE y el FMI impusieron recortes para, al menos en teoría, reducir el endeudamiento. Sabemos qué efectos tuvo. Una parte de los problemas sanitarios de hoy son uno de sus efectos. Y, a pesar de ello, la deuda pública no se redujo.
Ahora el endeudamiento va a ser mayor que en la anterior crisis y lo que vendrá dependerá de que algunos políticos vuelvan a imponernos una nueva versión de la austeridad o de que se abran camino otras políticas, mediante algún tipo de reforma que reduzca los privilegios de los más ricos.
Ahora el endeudamiento va a ser mayor y lo que vendrá dependerá de que algunos políticos vuelvan a imponernos una nueva versión de la austeridad o de que se abran camino otras políticas, mediante algún tipo de reforma que reduzca los privilegios de los más ricos, los que se enriquecen con la especulación financiera e inmobiliaria, los grandes oligopolios que cargan precios abusivos
a sus productos (eléctricas y gestoras de servicios públicos, farmacéuticas, etc.).
No es casualidad que los que hoy ladran en favor de una política seria fueron adictos a la política de recortes, favorecieron a sus amiguetes y tienen miedo de que ahora se les pase la factura
a los suyos. Están empezando una guerra, esta sí de verdad, para que todo siga igual.
Por esto también soy crítico con la decisión del Gobierno de resolver el problema de los alquileres y las rentas de la gente pobre mediante un préstamo y no mediante renta. Porque también se les va a endeudar y corren el peligro de que después esta deuda acabe cayendo sobre ellos como una losa. No podemos olvidar que en el pasado las deudas eran una de las vías que llevaban a la esclavitud o a la cárcel. Y es que aún queda mucha gente cuya mentalidad está más cerca del siglo XVII que del XXI.