35 —¿EN GUERRA? // Día 17
Desde el inicio del confinamiento los políticos y los medios han utilizado la imagen de la guerra contra el virus. Una guerra entre el bien y el mal, en la que debemos estar unidos para ganar. Como todas las metáforas, la imagen utilizada tiene alguna similitud con lo que quiere representar. Pero ni es una representación exacta ni deja de tener riesgos utilizarla.Las similitudes son obvias: hay un parte cotidiano de bajas, las informaciones a veces están distorsionadas, los rumores se propagan, se intenta condicionar desde arriba el comportamiento de toda la colectividad, el Estado acepta gastos extra que acabarán en deuda pública, hay sectores expuestos cotidianamente al peligro...
Pero hay diferencias sustanciales. En las guerras los que no están en el frente trabajan para abastecer a la tropa y aquí de lo que se trata es de una desmovilización. La propaganda de guerra exalta el valor, la del virus se basa en el miedo y la sensatez. El Ejército en este combate solo vale para tareas auxiliares. Tiene que cubrir la ausencia de un verdadero servicio de protección civil. Y, sobre todo, esta no es una pelea contra nadie. Es una emergencia sanitaria provocada por uno de los muchos virus y bacterias que siempre han afectado a la especie humana.
Y hay peligros. El de pensar que esto es como una liga deportiva, que se gana o se pierde a fecha fija. Como el resto de virus, puede que tenga episodios de rebrote, o que aparezcan nuevas versiones y lo único que podemos hacer es contar con políticas de salud (no solo sanitarias, de condiciones ambientales, de investigación científica...) que minimicen sus efectos.
También es un peligro pensar que el virus es un enemigo exterior al que hay que bloquear por la vía civil o militar, lo que ya propagan Trump, Orban y otros, que tratan de colar sus impresentables políticas. Justificar con ello políticas de recortes de derechos políticos y de rearme, cuando lo que se necesita son gastos en sanidad, servicios de cuidados, limpieza, investigación, educación y garantía de rentas. Y es que pensar que esto es una guerra suele conducir a buscar soluciones simplistas, un problema que ha crecido por la complejidad de nuestra sociedad y que solo tiene una respuesta satisfactoria si se interviene en muchos terrenos. En todos ellos lo que se necesita es que crezca la cooperación a escala local e internacional.